Vicisitudes de la casa de Marx
enero 2024
La historiadora Anja Kruke habla de la historia de la casa natal de Marx y su transformación en el actual museo y archivo del socialismo y el movimiento obrero.
¿Cómo vivió Marx en Tréveris, su ciudad natal? ¿Qué importancia tuvo esa ciudad renana para el desarrollo de sus ideas? ¿Cómo funciona hoy el museo erigido en su honor en la casa donde nació? ¿Qué sucedió con esa casa durante las primeras décadas del siglo XX y cómo fue recuperada por Partido Socialdemócrata Alemán luego de la Segunda Guerra Mundial?
La historiadora Anja Kruke, directora del Archivo de la Socialdemocracia de la Fundación Friedrich Ebert repasa el pasado y presente de esta casa, pero también aspectos de la vida del propio Marx.
Usted es la directora del Archivo de la Socialdemocracia y, por lo tanto, también es responsable de la Casa Karl Marx de Tréveris. Esa casa, en la que nació Karl Marx, es hoy un museo y un archivo histórico. ¿En qué medida la ciudad de Tréveris tuvo una influencia en las ideas que posteriormente manifestaría Marx? ¿Podemos pensar a Marx a partir de su vida en esa ciudad?
La historia de Marx en Tréveris es sumamente importante en su biografía política e intelectual. Como sabemos, Marx, el tercer hijo del matrimonio entre Heinrich y Henriette Marx, nació en esa ciudad el 5 de mayo de 1818, el mismo año en el que su familia se había mudado a la casa de la calle Brückengasse. Su padre, Heinrich, un hombre de ideas liberales y seculares, era hijo de un rabino Tréveris, y tuvo problemas para ejercer su profesión, la abogacía, debido a una serie de cambios que se produjeron en la ciudad tras la derrota de la ocupación napoleónica. Cuando el régimen napoleónico fue derrotado el 6 de enero de 1814, y Tréveris pasó a formar parte del Reino de Prusia, los ciudadanos judíos perdieron numerosos derechos de los que habían gozado bajo la ocupación francesa. Y uno de ellos fue el de ejercer la abogacía. Para sortear esa dificultad, Heinrich Marx se convirtió al luteranismo, un hecho que nos indica algo muy particular: se trataba, entre otras cosas, de una forma de disidencia frente a las elites de Tréveris, en tanto la ciudad era, en rigor, mayoritariamente católica. Heinrich pudo, sin embargo, convertirse en un abogado importante, y fue capaz de trabar relaciones con personas de esas mismas elites. De hecho, de otro modo no podría explicarse el matrimonio entre Karl Marx y Jenny von Westfalen, hija de Ludwig von Westfalen –un funcionario liberal del gobierno prusiano– con quien Heinrich tenía una estrecha amistad. Durante su adolescencia, Karl vio con mucha claridad otra de las características de Tréveris: se trataba de una ciudad pobre. Este hecho lo impactó tan fuertemente que su primer artículo, publicado en la Gaceta Renana, el órgano liberal que se oponía al absolutismo prusiano, se refería al robo de leña, que estaba penalizado y que despojaba de combustible a muchos campesinos. Luego se preocuparía por los campesinos viñadores del Mosela, que se encuentra dentro de la misma región que Tréveris. En definitiva, su infancia y su adolescencia en esta ciudad, y aquello que vio allí en términos de condiciones sociales, se expresaron luego en el desarrollo de sus ideas. Fueron situaciones que, en mayor o menor medida, tuvieron un impacto en él. Todas ellas están reflejadas, hoy, en la Casa Museo Karl Marx, que se emplaza, como usted mencionaba, en la casa en la que Marx nació y en la que vivió durante un corto período de tiempo –la familia se mudó a otro domicilio cerca de Porta Nigra al año siguiente–. Esa casa de nacimiento muestra, de hecho, las condiciones de vida de Tréveris. La de los Marx era una casa burguesa, pero quien se dirigía un poco más abajo, cerca de las orillas del río Mosela, podía ver claramente muchas casas humildes donde vivía la población más pobre de la ciudad. En definitiva, se trataba de una zona de inmensos contrastes. Y esos contrastes no pasaron inadvertidos para quien, muchos años después, se convertiría en el teórico del movimiento socialista. El hecho de que ya en su juventud se refiriera a los problemas sociales de la zona nos muestra algo muy importante de su carácter.
En 1904, el artista socialdemócrata Friedrich Schnetter redescubrió la casa de Marx en Tréveris y señaló su valor histórico para el movimiento socialista. Unos años más tarde, el Partido Comunista de Alemania intentó comprar la casa, pero finalmente el Partido Socialdemócrata consiguió adquirirla gracias a los esfuerzos de Gustav Kasel. ¿Cómo se produjo la adquisición de la casa y qué implicaciones tuvo para los socialdemócratas?
Efectivamente, durante muchos años la casa natal de Marx cayó en el olvido, hasta que, a principios del siglo XX el socialdemócrata Friedrich Schnetter se interesó en ella. Schnetter se dedicó afanosamente a investigar dónde estaba ubicada y, en 1904, encontró un anuncio de Heinrich Marx en el periódico Trierische Zeitung. En ese anuncio, publicado en 1818, el abogado y padre de Karl Marx anunciaba que se mudaría junto a su familia a la casa ubicada en la Brückenstraße. Y así fue como el movimiento socialdemócrata logró dar con el lugar exacto del nacimiento de Karl Marx. Sin embargo, a pesar de que Schnetter había conseguido localizar la casa, el SPD no pudo hacerse con ella rápidamente. No se trató, sin embargo, de razones políticas, sino del sencillo hecho de que los dueños de la propiedad no querían deshacerse de ella. Recién en la década de 1920, cuando los propietarios decidieron vender la casa, el partido comenzó los trámites para adquirirla. Pero cuando la casa fue puesta en venta ya no había solo un interesado. Al SPD, se sumó entonces el Partido Comunista –fundado en 1918–, que reclamaba como propias las ideas de Marx y, por tanto, pretendía hacerse con la casa. Finalmente, la puja entre socialdemócratas y comunistas por la casa natal de Marx se dirimió en 1928, cuando la casa fue adquirida, debido a una mejor oferta económica, por el SPD. El hombre que llevó a cabo las negociaciones por parte del SPD fue, en efecto, el arquitecto Gustav Kasel, quien no solo participó de la compra, sino que luego se implicó fuertemente en el rediseño y la decoración de la propiedad.
¿Cómo fue ese rediseño? Entiendo que luego el SPD intentó crear allí un museo, que proyectaba desarrollarse en 1931.
Kasel comenzó el rediseño poco tiempo después de la adquisición. Se proponía devolverle el estilo barroco que había caracterizado a Tréveris durante los siglos XVIII y XIX. Su intención era «romantizar» la casa. Entretanto, la propiedad, fue utilizada como la sede de la sección del SPD en Tréveris. Allí funcionaba, también, el periódico socialdemócrata local. Lo cierto es que, mientras se desarrollaba el proceso de renovación y refacción de la propiedad, el partido planificó una exposición de Marx y sus ideas. Se pretendía mostrar la centralidad de Marx dentro del espacio socialdemócrata, mostrándolo como uno de los padres fundadores del movimiento y exhibiendo, al mismo tiempo, las ideas de otros pensadores y políticos socialistas como Ferdinand Lassalle y August Bebel. La intención no era la de exponer a Marx como un personaje aislado y único, sino la de ubicarlo como parte fundamental de un movimiento que había continuado tras su muerte y que, en Alemania, había ganado una importante influencia política, al punto de llegar al mismo gobierno. Conceptualmente, la exposición giraría en torno a su vida y su obra, y a su trabajo con Friedrich Engels durante los años revolucionarios de 1848. Estaba planeado mostrar cartas, libros, fotografías, folletos y, por supuesto, manuscritos del propio Marx, así como pinturas y bustos. El sentido, como le decía, era ubicarlo en el lugar de un pionero, de un teórico y de un luchador que había fortalecido al movimiento obrero y al espacio socialdemócrata que, en ese momento, estaba en franco despliegue. Pero finalmente no pudo llevarse a cabo.
Según tengo entendido, el intento inicial de realizar una exposición sobre la vida y la obra de Marx en su casa natal se frustró debido al clima de crisis en la República de Weimar, que desembocaría en el ascenso del nacionalsocialismo. ¿Qué ocurrió con la casa de Marx durante el régimen nazi?
Aquellos hombres y mujeres que habían planeado la exposición se encontraron con un clima político casa vez más hostil y debieron enfrentarse a una grave situación. La apertura de la exposición estaba prevista para el 14 de marzo de 1933, la fecha del 50 aniversario de la muerte de Marx. Aunque la crisis financiera ya había frustrado los planes de inauguración, la toma del poder por parte de los nacionalsocialistas selló totalmente la imposibilidad de abrir la casa al público. Luego de su llegada al poder, los nazis confiscaron el edificio y lo saquearon, quemaron una bandera roja y finalmente lo ocuparon, ubicando allí la sede de su propio periódico local, el Nationalblatt de Tréveris.
La situación cambió tras el fin del nazismo: la casa fue devuelta rápidamente al SPD y, gracias a una campaña internacional de recaudación de fondos, se produjo una restauración de la parte trasera, que había sido alcanzado por una bomba. En los años siguientes, la casa natal de Marx se utilizó principalmente como oficina del SPD local, aunque se pudo ver una pequeña exposición, que, sin embargo, no pudo utilizar los documentos y objetos recogidos antes de 1933, ya que habían sido destruidos o saqueados por los nazis. El edificio no se inauguró como Casa Museo Karl Marx hasta varias décadas después. Exactamente en 1968.
En 1968 -un año especialmente agitado en Europa debido a las numerosas protestas estudiantiles y al auge de la Nueva Izquierda- se celebró en Tréveris un seminario para conmemorar el 150 aniversario del nacimiento de Marx, cuyo orador principal fue el filósofo Ernst Bloch. En ese contexto, Willy Brandt, líder del Partido Socialdemócrata, que se convertiría en canciller al año siguiente, reinauguró la casa. ¿Qué supuso este proceso y cuáles eran las intenciones del SPD con respecto a la casa?
En principio, debo comentarle que en 1968 la casa natal de Karl Marx cambió de manos. El SPD cedió la propiedad a la Fundación Friedrich Ebert para construir un museo que expusiera las características centrales de la vida y la obra de Marx. Dado que en 1968 se celebraba el 150 aniversario de su nacimiento, la casa funcionó como un espacio central para desarrollar una exposición internacional dedicada a reflexionar y homenajear su figura. Esa exposición se centró más en el llamado «joven Marx», lo que permitía ver aristas de su pensamiento y de sus ideas que eran muy diferentes a las que, por ejemplo, se pretendían mostrar en la República Democrática Alemana. Efectivamente, Willy Brandt, que entonces era ministro de Relaciones Exteriores y presidente del SPD, tuvo un rol preponderante en ese proceso. De hecho, el propio Brandt participó de la inauguración de aquella exposición, en la que el orador principal fue Ernst Bloch, el destacado filósofo de la Escuela de Frankfurt. Brandt llamó a reexaminar el pensamiento de Marx, citando la famosa onceava tesis sobre Feuerbach en un contexto muy convulsionado. Ese día, diversas columnas del movimiento estudiantil y juvenil, que se posicionaba «a la izquierda» del SPD, pasaron frente a la casa, que estaba siendo inaugurada.
La primera exposición le dio un fuerte impulso a la Casa Museo Karl Marx, que poco a poco se fue convirtiendo en un importante museo y centro de investigación. Entendiendo que se pretendía darle un alcance global, se decidió hacer algo más que explicitar el vínculo entre Marx y la ciudad de Tréveris. La casa apostó, desde entonces, por un concepto expositivo que pusiera de relieve el papel de Marx como pensador y teórico socialista.
¿Qué tipo de actividades y exposiciones se desarrollan actualmente allí? ¿Qué pueden encontrar allí los visitantes interesados en la historia del autor de El Capital y el Manifiesto Comunista?
Como siempre lo hemos hecho, en el museo mostramos diversos aspectos de la vida de Karl Marx, de sus ideas y, por supuesto, del impacto que sus posiciones han tenido históricamente. Nuestra exposición permanente se inauguró en 2018 con motivo del 200 aniversario de su nacimiento y se centra en diversos aspectos de su vida y su obra. Nuestro objetivo es presentar los aspectos centrales de la vida de Karl Marx, pero también el de marcar la influencia que sus ideas tuvieron en diversos movimientos políticos. Es por ello que la cuestión del impacto es el eje de la exposición que se exhibe en el museo, y este impacto no se detiene en un momento determinado, sino que continúa hasta nuestros días. Cuando me refiero al impacto de sus ideas, no me circunscribo, por supuesto, a un solo espacio político: en la exposición se muestra la influencia de las ideas de Marx en distintos procesos políticos, que incluyen a la socialdemocracia, pero, por supuesto, también al leninismo y al maoísmo, y que dan cuenta del influjo que tuvo su pensamiento en los procesos de independencia de Asia y África y en procesos políticos como el de la revolución cubana. Las diferentes formas en las que Marx fue interpretado y sus ideas fueron utilizadas históricamente también son importantes para comprender las dimensiones de su impacto. En términos de impacto, debo decirle que, además, nos interesa pensar la relevancia que diversos aspectos del pensamiento de Marx han cobrado en estos tiempos de capitalismo globalizado y la forma en la que esas ideas están siendo recuperadas por distintos pensadores –sean marxistas o no– para analizar los procesos contemporáneos del capitalismo.
La casa, que es muy bella, pero también pequeña, tiene una sala en la que se despliega la biografía de Marx. Por otra parte, hay una sala de mayores dimensiones en la que se exhibe la obra, y un espacio donde se puede conocer su forma de trabajo. El museo tiene, además, manuscritos originales y, entre otras piezas, también posee el busto de Marx que realizó su bisnieto, Karl-Jean Longuet. Como muchos sabrán, Karl-Jean Longuet era hijo del socialista francés Jean Longuet, a la vez que nieto del también socialista Charles Longuet, quien había contraído matrimonio con Jenny, la hija de Marx. En tanto los descendientes de Marx donaron varios objetos originales a la Fundación Friedrich Ebert y a la Casa Museo Karl Marx, uno de los objetos presentes en la exposición es el sillón de lectura que Marx utilizó en Londres y en el que presumiblemente murió. Además, en una instalación, los visitantes pueden entablar una conversación ficticia con Marx sobre su idea del impacto que tendría en el presente.
Usted es actualmente la directora del Archivo de la Socialdemocracia, uno de los archivos de izquierdas más importantes a escala mundial. Me gustaría preguntarle qué papel desempeñó Willy Brandt en la creación del archivo, inaugurado en 1969.
Efectivamente, desde hace algunos años, dirijo el Archivo de la Socialdemocracia, que, junto a otras instituciones que resguardan la memoria y la historia del socialismo y del movimiento de trabajadores, y forma parte de organizaciones como la International Association of Labour History Institutions (Asociación Internacional de Instituciones de Historia Laboral), organismo que actualmente presido. Nuestro archivo, que tiene hoy material que cubre unos 56.000 metros lineales, está compuesto de una importante cantidad de libros, a los que se suman alrededor de 80.000 pósters, 60.000 folletos, 3 millones de fotografías, así como una colección audiovisual de miles de archivos. En consonancia con nuestra vocación de representar a todo el movimiento socialdemócrata, el archivo contiene documentos no solo de la socialdemocracia alemana, sino también del socialismo democrático europeo y mundial y, sobre todo, de los sindicatos, pero también de otras organizaciones, incluidos movimientos más recientes, como el pacifista de la década de 1980. En tal sentido, el archivo se vincula muy directamente con quienes piensan en la importancia de las tareas de conservación, pero también con una innumerable cantidad de académicos que trabajan sobre temáticas asociadas a la historia social y cultural. Nuestro archivo es visitado por muchos académicos que encuentran en él los materiales necesarios para desarrollar sus investigaciones.
Tal como usted señala, Willy Brandt dio un impulso muy importante para la creación del Archivo de la Socialdemocracia. En 1967, estuvo presente durante el acto en el que se colocó la primera piedra de lo que luego sería el archivo y dos años más tarde realizó su inauguración definitiva. Su planteo al respecto fue realmente muy nítido y muy claro: sostuvo que debíamos reunir los diversos materiales del socialismo democrático y del movimiento obrero, sin restringirnos a una mirada partidista. En definitiva, su planteo estribaba en la idea de que el movimiento obrero y el espacio del socialismo democrático eran amplios y que, por lo tanto, debíamos prestar atención a las diversas corrientes que habían formado parte de ellos. En aquel discurso, Brandt también encomendó al archivo otra tarea importante: la de contribuir a la reflexión sobre el movimiento obrero alemán como parte de la historia democrática de Alemania. Lo que pretendía era mostrar a la socialdemocracia como parte de la historia de la nación. Asimismo, Brandt hizo hincapié en la necesidad de recopilar el material sobre la resistencia del movimiento socialista y del movimiento de trabajadores contra el régimen nazi, para que pudiera ser utilizado por futuros investigadores. En tanto sus sentimientos nacionales se combinaban con sus ideas de izquierda, Brandt estaba profundamente orgulloso de que Alemania hubiera producido una organización como el Partido Socialdemócrata y del papel que había desempeñado en la democratización del país. Es por ello que el archivo expresa a la tradición socialista democrática, entendida de una manera amplia.
El Archivo de la Socialdemocracia dispone de folletos y libros que expresan la historia del movimiento socialista. ¿Cuáles son los principales ejes sobre los que trabajan en el archivo?
Como cualquier archivo, buscamos, recibimos y procesamos material para reconstruir la historia del movimiento socialista democrático, procedente de organizaciones y personas más o menos conocidas. Sin embargo, también contamos con una de las mayores bibliotecas especializadas en la historia y el presente del movimiento obrero, que reúne libros, folletos y publicaciones periódicas que se ajustan a este perfil de colección. Nuestro actual Archivo de la Socialdemocracia continúa la tradición del antiguo archivo del Partido Socialdemócrata, cuya fundación fue iniciada por August Bebel en 1878. Este archivo, que había crecido con el tiempo, tuvo que hacer frente a numerosas dificultades en tiempos políticos turbulentos. Como puede imaginarse, el archivo socialdemócrata fue destruido cuando los nacionalsocialistas llegaron al poder en 1933, pero se salvaron muchos materiales importantes, que luego fueron repatriados, dado que se habían llevado a París y a Londres.
Uno de los retos contemporáneos relacionados con los archivos es el de la digitalización. ¿Cuál es la política del Archivo de la Socialdemocracia al respecto?
El proceso de digitalización tiene tres dimensiones que considero centrales. En primer lugar, hoy nos enfrentamos al desafío de la recolección del material que nació en formato digital. Este es, ciertamente, un proceso complejo, debido a los diferentes formatos digitales existentes y a las diferentes formas de recolección que pueden utilizarse para ese tipo de materiales. Suele ser sencillo pensar en la recolección de muchos materiales del pasado, en tanto esos materiales tenían un soporte físico, pero, ¿qué sucede con las comunicaciones actuales? Ya no enviamos cartas, sino correos electrónicos, no nos comunicamos solo con impresos, sino a través de redes sociales. Esos materiales, cuando hacen a la historia del socialismo, son también importantes, y en tal sentido, su recolección para el futuro de nuestros archivos constituye un desafío central. El segundo desafío es el de la digitalización de los materiales más antiguos. Nuestro archivo comenzó el proceso de digitalización de estos materiales muy tempranamente, en el año 1998. Desde entonces, la tecnología de escaneo ha mejorado mucho, de modo que se pueden utilizar los antiguos escaneados que creamos durante este tiempo, pero no para la tecnología OCR (reconocimiento óptico de caracteres), de modo que estos textos son «puras imágenes» debido a la digitalización con escáneres antiguos. El tercer punto de la digitalización se vincula con la puesta a disponibilidad de materiales en línea. Como comprenderá, es imposible poner todo nuestro archivo en línea porque, por un lado, existen restricciones de derechos, y, por otro, por la enorme cantidad de material que poseemos. En este sentido, de lo que se trata es de hacer un análisis de cuáles son los materiales más importantes para poner en línea, teniendo siempre en cuenta cuestiones relativas a la base legal y a los derechos de reproducción del material.
Usted es historiadora y, en tanto directora del archivo, ha trabajado muy particularmente en temáticas relacionadas con la historia del movimiento socialista. ¿Cómo valora las discusiones y debates historiográficos en torno a esa tradición política? ¿Cree que existen puentes entre los debates académicos e intelectuales y los más específicamente políticos?
Considero que el papel del archivo es de una enorme importancia en términos políticos. Por supuesto, ya no lo es en los términos en los que era pensado en la década de 1920 o en la de 1960, cuando se asumía que cierta historia podía dar recetas o lecciones morales al movimiento socialista. Pero, sin dudas, es importante para la discusión política y el debate programático, y, sobre todo, para tener en claro de dónde venimos, cuáles son los valores fundamentales de nuestra tradición política, y cuáles han sido los múltiples debates existentes en esa tradición. En definitiva, esos hombres y mujeres del pasado que dejaron textos, impresos y folletos de todo tipo, nos dan, por un lado, una orientación en términos de valores, pero, sobre todo, nos otorgan la posibilidad de una discusión intelectual profunda sobre las raíces y la historia del socialismo democrático. Es en ese sentido en el que considero que el archivo fortalece al socialismo democrático contemporáneo, en tanto nos permite revisitar y rediscutir aspectos sustanciales de la historia, pero proyectando los debates al presente. Desde una perspectiva tanto científica como democrática, archivos como el nuestro son los vectores de los debates sociopolíticos actuales, ya que es precisamente en ellos donde pueden encontrarse los originales de los materiales, que pueden utilizarse para corregir y aclarar falsas afirmaciones políticas en los debates contemporáneos. Los archivos son un momento central de la ilustración democrática.