Entrevista
febrero 2017

Trump: el negador del cambio climático

Entrevista a Rachel Cleetus

La experta arremete contra las políticas climáticas de Donald Trump y advierte: «Salirse del Acuerdo de París sería un grave error»

<p>Trump: el negador del cambio climático</p>  Entrevista a Rachel Cleetus

La administración Trump ha ordenado a los funcionarios de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés) congelar los subsidios y contratos y cambiar las referencias de su sitio de internet. ¿Cuáles podrían ser las primeras consecuencias de un cambio de semejante magnitud?

Aunque todavía no hemos visto cambios a gran escala en el sitio de internet de EPA, definitivamente hay preocupación por el impacto en el trabajo de la agencia en torno al cambio climático bajo la gobierno de Trump.

El candidato de Trump para encabezar la EPA, Scott Pruitt, constituye una elección totalmente inapropiada. En su rol de fiscal general de Oklahoma, el señor Pruitt ha tenido un largo historial de acciones legales contra la EPA por normas que apuntan a reducir la polución y proteger la salud pública y tiene estrechos lazos con la industria de los combustibles fósiles. Al igual que otros funcionarios designados para el gabinete de Trump, el Sr. Pruitt también sigue sembrando dudas sobre el hecho de que las emisiones de carbono derivadas de la combustión de combustibles fósiles sea la principal causa del cambio climático y sostiene que la contribución humana al cambio climático es «dudosa». Hay una seria preocupación por la posibilidad de que datos e informes relevantes sobre el cambio climático sean removidos del sitio de internet de EPAy que la investigación sobre este tema pueda verse acotada. Un miembro del equipo de transición de Trump también ha recomendado recortes drásticos en el presupuesto y en la plantilla de EPA, lo que podría debilitar la capacidad de la agencia de hacer su trabajo. Y hace poco el presidente emitió una orden ejecutiva que obliga a las agencias gubernamentales a recortar dos reglamentaciones existentes por cada una que emitan, lo que representa un edicto ridículo y dañino que podría tener un impacto negativo en la misión de la EPA de proteger nuestra salud pública y el medio ambiente de la contaminación.

¿Cree que el Plan de Energía Limpia promovido por Barack Obama también podría verse afectado por el gobierno de Trump? ¿Cuál podría ser la política sobre fuentes de energía renovable del nuevo gobierno?

Es difícil imaginar que el gobierno de Trump implemente efectivamente el Plan de Energía Limpia, y el Congreso también está decidido a debilitarlo. Sin embargo, no será fácil ni rápido desarmarlo y requerirá un largo proceso regulatorio y/o legal.

El Plan de Energía «Primero Estados Unidos» de Trump es, en esencia, un plan para profundizar nuestra dependencia de los combustibles fósiles y no hace referencia a la energía renovable. Pero mientras tanto hay buenas razones para pensar que las tendencias del mercado (que incluyen la caída de los costos de la energía renovable y bajos precios del gas natural), las políticas estatales de eficiencia energética y energía renovable y los créditos fiscales federales para la energía renovable continuarán impulsando el progreso en el campo de la energía limpia y seguirán bajando las emisiones durante los próximos cuatro años. Sin embargo, en última instancia se necesitará más apoyo en términos de políticas para acelerar el impulso de la energía limpia y bajar las emisiones en línea con los objetivos climáticos a largo plazo.

¿Quiénes son los principales actores que apoyan la posición de Trump sobre cambio climático? ¿Qué rol juegan en esta nueva era?

A pesar del consenso científico sobre el cambio climático, el tema se ha politizado mucho en Estados Unidos en la última década. Durante el gobierno de Obama, la mayoría de los republicanos adoptaron una versión extrema de la retórica anticientífica, que hizo muy difícil lograr algún progreso en la política climática en términos de acciones parlamentarias. Los intereses ligados a los combustibles fósiles jugaron un papel activo en la oposición a estas políticas y en una campaña artera de desinformación sobre el tema climático. Estas fuerzas bien pueden sentirse alentadas durante el gobierno de Trump. Sin embargo, los impactos del cambio climático se pueden experimentar en la actualidad en todo el país (y el mundo), y los responsables de las políticas van a recibir cada vez más presión para que den algún tipo de respuesta al tema. Mientras tanto, los costos de la energía renovable siguen cayendo enormemente y el desarrollo creciente de estos recursos conlleva un potencial enorme de oportunidades económicas y beneficios para la salud pública. La energía renovable tiene apoyo de ambos partidos, y muchos estados «rojos», como Texas, están entre los líderes nacionales en la generación de energía renovable. Hay muchas razones para esperar progresos en este tema, ya sea que ocurra por razones climáticas o no.

Estados Unidos es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero después de China. Si no cumple con las políticas de cambio climático, otros países podrían comportarse de la misma manera y las temperaturas subirían en todo el planeta. ¿Qué va a pasar con las naciones subdesarrolladas si Estados Unidos se retira del acuerdo firmado con otras naciones desarrolladas en virtud del cual debe otorgar 100.000 millones de dólares al año para luchar contra el cambio climático?

Salirse del Acuerdo de París sería un gran error para Estados Unidos. El cambio climático es un problema global y esta es la mejor solución a esa escala que tenemos hasta el momento. Esperamos que, a pesar de las amenazas en esa dirección, el gobierno se dé cuenta de que va a ser importante permanecer en el Acuerdo de París por una cantidad de razones geopolíticas, entre ellas la de empujar el avance de otras prioridades como el comercio y la seguridad.

Mientras tanto, otros países entre los que se incluyen China y las naciones de la Unión Europea han reafirmado su sólido compromiso con el Acuerdo de París y ni un solo país ha indicado que se saldrá del mismo en razón de las amenazas del gobierno de Trump. Este acuerdo es, en última instancia, más grande y más fuerte que cada país tomado en forma individual, y perdurará. Si Estados Unidos retrocede, será necesario que otros países den un paso al frente y tomen una posición de liderazgo, y los países menos desarrollados cuentan con eso. Muchos estados, ciudades y empresas norteamericanos también están comprometidos a continuar reduciendo las emisiones incluso si no hubiese liderazgo en tal sentido desde Washington.

También es importante recordar que el mandato de gobierno de Trump es de solo cuatro años. Los objetivos del Acuerdo de París requerirán una acción sostenida por parte de todos los países durante muchas décadas, por lo que este gobierno no va a tener la última palabra en el tema de la acción climática de Estados Unidos y definitivamente no tiene la última palabra respecto de las acciones contra el cambio climático a escala global.

Muchas empresas norteamericanas, entre las que se encuentran Nike, Levi´s, Mars y Starbucks, le han pedido a Trump no revertir el Acuerdo sobre Cambio Climático de París con el argumento de que esto podría dañar la prosperidad americana. ¿Por qué es ue tantas compañías que años atrás se oponían a combatir el cambio climático hoy en día piden algo así? ¿De qué manera podría en realidad afectar a la prosperidad norteamericana salirse del Acuerdo de París?

Sí, muchos estados, ciudades y empresas ven con claridad que la reducción de las emisiones y el compromiso con un futuro con energía limpia traerá aparejados enormes beneficios tanto en el aspecto económico como en el de la salud pública, además de beneficios climáticos. También están experimentando el altísimo costo del impacto del cambio climático resultante de inundaciones, incendios forestales y sequías, entre otras calamidades, y ven la necesidad de reducir las emisiones para ayudar a limitar los impactos futuros. Las empresas también ven que el gran mercado internacional de las tecnologías de energía renovable es una oportunidad rentable, que también podría crear empleo para los estadounidenses. Lo que necesitan es certeza en cuanto a las políticas y señales claras del mercado que apunten a una economía baja en carbono. Salirse del Acuerdo de París no tiene sentido en este contexto. Se opone a lo que la ciencia muestra en cuanto al empeoramiento del impacto climático a medida que aumentan las emisiones de carbono y debilita la gran oportunidad económica que se presenta con la transición a una economía de energía limpia.

El movimiento verde parece estar preparado para luchar contra las políticas de Trump sobre cambio climático. ¿Qué estrategias debería adoptar este movimiento para lograr efectos positivos en esta batalla?

Lo más importante es que adoptemos políticas basadas en argumentos científicos sensatos y que resistamos todos los esfuerzos por debilitar a la ciencia. En todo Estados Unidos se puede ver hoy a científicos que más y más alzan su voz porque el gobierno de Trump está atacando a la ciencia desde muchos frentes. Hay temor de que se pierdan datos científicos, de que se recorten presupuestos y de que se amordace a los científicos federales. Muchos científicos están firmando cartas y marchando en protesta.

Para obtener un contexto adicional, sugiero ver estos posts propios y de algunos colegas:

En última instancia, la ciencia no debería ser una cuestión partidaria. Es necesario que los republicanos que están en el Congreso también alcen su voz y defiendan a la ciencia y los derechos de los científicos.

Información adicional:

http://blog.ucsusa.org/rachel-cleetus/you-cant-del...

http://blog.ucsusa.org/astrid-caldas/ready-and-org...

http://blog.ucsusa.org/michael-halpern/what-to-exp...

http://blog.ucsusa.org/erika-spanger-siegfried/the...


Traducción: María Alejandra Cucchi

Rachel Cleetus es directora económica y de política climática del programa de Clima y Energía de la Union of Concerned Scientists. Diseña y desarrolla políticas eficaces contra el calentamiento global a nivel federal, regional, estatal e internacional. Anteriormente, trabajó como consultora para el Fondo Mundial de la Naturaleza, realizando investigaciones sobre desarrollo sostenible y los ecosistemas de Asia y África.




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