Coyuntura
NUSO Nº 267 / Enero - Febrero 2017

No es lo mismo ser borracho que cantinero México, el librecambio y la Gran Muralla de Donald Trump

Donald Trump llevó a cabo una campaña «globalifóbica» que atribuyó las consecuencias económicas y sociales de la desindustrialización a décadas de librecambio. Más allá de las ilusiones sobre el alcance del poder presidencial en EEUU, el librecambio comercial, las exportaciones de capital y la cuestión migratoria van a estar en el centro de la diplomacia económica de EEUU en México.

No es lo mismo ser borracho que cantinero  México, el librecambio y la Gran Muralla de Donald Trump

«No es lo mismo ser borracho que cantinero», espetó Carlos Slim el pasado 4 de noviembre ante un elenco de ex-mandatarios y empresarios1. Si las especulaciones electorales del magnate mexicano resultaron igual de temerarias que los pronósticos del New York Times2, su adagio resume, empero, los parámetros de una problemática que dejó de ser virtual a partir del 20 de enero: la confrontación entre el resuelto voluntarismo del candidato Donald Trump y las implacables determinaciones que acechan su diplomacia económica. Periodistas y politólogos buscan a combinación de causas que llevó a 62 millones de electores a votar por un rústico representante del 0,1%3, bribón directamente extraído de Underworld usa de James Ellroy, asaltante de las primarias del principal partido del gran capital yanqui con un discurso obrerista, émulo de Ronald Reagan y de su filisteo eslogan «Let´s make America great again»4. El consenso que emerge de esa vorágine de consideraciones coloca el fenómeno Trump en el contexto de los efectos de la globalización del capital en las regiones industriales, en las estructuras de clases y en las evoluciones demográficas y étnicas de las economías desarrolladas. El antagonismo entre financieros voraces, por un lado, e industriales, trabajadores y Estados endeudados, por el otro, otorga su forma y lenguaje a los movimientos antiestablishment que proliferan en Estados Unidos y en Europa, especialmente desde la crisis de 2008. En ese sentido, Trump sería una versión estadounidense de los movimientos que condujeron al Brexit, a la multiplicación de referendos antimigrantes y,de manera general, a la consolidación y auge de partidos iconoclastas de extrema derecha en Europa. «La globalización ha enriquecido a la elite financiera que dona dinero a los políticos, pero ha dejado a millones de nuestros trabajadores sin nada más que pobreza y aflicción»5, se indigna Trump. Ahora bien, más allá de las conjeturas sobre el carácter afectado del proselitismo, de las técnicas de propaganda macarthista6 y del fascismo paródico del candidato Trump, su programa económico, si lo hay7, invita a considerar tres determinantes básicos de la diplomacia económica de EEUU en América Latina y, especialmente, en México: el librecambio, las exportaciones de capitales y la inmigración.

El librecambio y la diplomacia de Trump

La crisis de la deuda externa de 1982 determinó la orientación y los mecanismos de la diplomacia económica de EEUU en la América Latina contemporánea. La crisis marcó, negativamente, el ocaso de las estrategias de industrialización por sustitución de importaciones y puso las bases para la acumulación del periodo neoliberal. David Rockefeller, arquitecto oficioso de la diplomacia económica estadounidense y eficaz propagandista del pensamiento neoliberal en los círculos de poder a inicios de la década de 1980, explicó cómo la crisis facilitó que la Americas Society, el Consejo de las Américas y el Mexico us Business Comittee presionaran al gobierno de Miguel de la Madrid en el sentido de una redefinición de su política comercial8. México dio un paso en firme ingresando a los Acuerdos Generales sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (gatt, por sus siglas en inglés)9 en 1986. Pero fue con la aceptación de las condiciones del Plan Brady10 como el principio de apertura comercial quedó afianzado. El Estado convertía su deuda bancaria (47.000 millones de dólares) en obligaciones negociables (bonos Brady) con una reducción de 30%. A cambio, aceptaba la liberalización comercial y el catálogo de reformas estructurales del «Consenso de Washington». México firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 199211. Más de 20 años después se discuten los balances y consecuencias económicas y extraeconómicas de ese acuerdo. Lo cierto es que el valor de las mercancías intercambiadas entre México y EEUU se sextuplicó entre 1994 y 2014; la evolución oculta modificaciones considerables de las estructuras del comercio exterior de cada país. En México, la eliminación de los aranceles y el aumento del grado de apertura de la economía corrieron en paralelo a una mayor integración al mercado norteamericano. Entre 1994 y 2015, el valor de las exportaciones de México a EEUU se multiplicó por siete y el de las importaciones, por cuatro. México destina hoy 80% de sus exportaciones a EEUU y recibe de su vecino del Norte la mitad de sus importaciones12. Recíprocamente, EEUU destina a México 15% de sus exportaciones y recibe de allí 13% de sus importaciones13. Estas cifras no indican el peso real de los intercambios TLCAN en ambas producciones, peso que es mucho mayor en México debido al menor grado de apertura de la economía de EEUU. Puede, por tanto, sorprender la virulencia con la cual Trump denunció el TLCAN: lo consideró «el peor tratado comercial jamás firmado en la historia» y el responsable de masivas pérdidas de empleos industriales. Para luchar contra esa forma de dumping, el candidato republicano propuso restablecer aranceles de 35%. Asimismo, amenazó con apelar al artículo 2.205 del TLCAN para denunciar el tratado si México y Canadá no aceptan renegociarlo. La política comercial trumpista estará a cargo del nuevo secretario de Comercio, Wilbur Ross, apodado el «rey de las bancarrotas».

Las exportaciones de capital y la diplomacia Trump

El discurso proteccionista de Trump reproduce los argumentos de la campaña anti-TLCAN de Ross Perot a inicios de los años 9014. Sus argumentos tuvieron un fuerte eco en los sindicatos, en la izquierda del Partido Demócrata y en la extrema derecha del Partido Republicano. Desde entonces, muchos estudios acusan al TLCAN de acelerar la hemorragia de empleos industriales en EEUU y de encauzar a segmentos enteros del proletariado hacia trabajos mal pagados y precarios15. Para Trump, «nuestros políticos han seguido agresivamente una política de globalización que mueve nuestros empleos, nuestras riquezas y nuestras fábricas a México y al extranjero»16. El predominio de las inversiones internacionales sobre el intercambio de mercancías constituye el rasgo distintivo de la globalización desde la década de 198017. El contenido específico de la globalización es la mundialización del capital. Con ello, las estrategias y los proyectos de las corporaciones multinacionales se convirtieron en el interés nuclear de la diplomacia económica de los grandes Estados. En México, el Plan Brady y el Consenso de Washington abrieron paso al principio de la libre circulación del capital18. El TLCAN prevé formalmente la liberalización de la inversión extranjera y la libre repatriación de utilidades y suprime las preferencias para las inversiones nacionales19. Se trata de uno de los primeros acuerdos firmados en conformidad con el contenido específico de la globalización.

Desde entonces, las corporaciones estadounidenses han integrado las condiciones mexicanas de producción–salarios, condiciones de trabajo, política macroeconómica, régimen tributario, legislación de medio ambiente, etc.– a sus espacios económicos. La medición de la importancia de la inversión extranjera directa (IED) en las manufacturas, los comercios y los servicios financieros en México es el pan de cada día de los economistas. Las corporaciones de EEUU son responsables de más de la mitad de los 400.000 millones de dólares de ied que recibió México entre 1999 y 2012. El ex-presidente Carlos Salinas justificó históricamente esta incorporación al territorio económico de EEUU. Para el principal defensor del TLCAN, los acontecimientos de finales de la década de 1980 –desplome del bloque socialista y consolidación de la hegemonía estadounidense20– destruyeron las condiciones económicas y geopolíticas que sustentaban las pretensiones neoporfirianas21 de la diplomacia económica mexicana durante el siglo XX. Por otra parte, la internacionalización de las inversiones acompañó las grandes olas de privatizaciones de los años 90 y fue aparejada con una recomposición de las clases dominantes en México. En particular, este proceso catalizó el surgimiento de una «nueva oligarquía», cuyo campo de acumulación rebasa los límites nacionales y cuyos intereses están muy íntimamente entrelazados con los capitales extranjeros22. EEUU constituye el principal destino de las IED de las corporaciones mexicanas. Este entrelazamiento de intereses foráneos y nacionales define el alfa y omega de la política macroeconómica mexicana: la reproducción de las condiciones de la libre circulación de mercancías y de capitales, independientemente de cualquier alternancia electoral.

Tras haber denunciado al fenómeno de las deslocalizaciones a México como causa de la conversión del viejo manufacturing belt en el actual rustbelt (cinturón de óxido), Trump amenaza con aranceles a la producción offshore destinada al mercado estadounidense, como lo hizo con varias automotrices. Esas presiones van acompañados

de promesas de disminución de los impuestos sobre las corporaciones. Pero en EEUU, como en todos los países desarrollados, las deslocalizaciones solo explican una parte de la disminución de empleos industriales, un fenómeno que obedece a causas endógenas más complejas y que, generalmente, remiten a la automatización de la producción23. Hasta ahora, el anuncio de la victoria electoral de Trump no parece trastornar a Wall Street ni a las grandes corporaciones que invierten en México. Desde la elección de Trump-el-sepulturero- de-la-globalización, la Bolsa de Nueva York alcanza máximos históricos24. A su vez, los grandes conglomerados estadounidenses –como Citigroup o Wal-Mart, entre otros– que dominan diferentes sectores de la economía mexicana ya anunciaron nuevas inversiones25. La guinda es la industria petrolera mexicana, semiprivatizada desde 2013. Exxon Mobil ya anunció una inversión de más de 6.000 millones de dólares en México (junto con el grupo francés Total). Con dos altos banqueros de Wall Street nombrados para la Secretaría del Tesoro y el Consejo Económico Nacional respectivamente, un director de fast food en la Secretaría de Trabajo y el patrón de Exxon Mobil en el puesto de secretario de Estado, el gabinete Trump refleja y revalida el poder de los intereses sociales que definen la forma estatal del capitalismo financiarizado26. La corporate class (clase corporativa)27 que se está reinstalando en la Casa Blanca ha sido, precisamente, la principal impulsora de la diplomacia económica de EEUU en las últimas décadas. Ahora bien, todas las consideraciones de Trump sobre el empleo desembocan en la cuestión migratoria.

La inmigración y la diplomacia trumpista

Carlos Salinas de Gortari argüía que era preferible que los trabajadores mexicanos produjeran mercancías con capitales norteamericanos a que se marcharan a producir en EEUU28. Las condiciones de producción del TLCAN catalizaron ambos fenómenos. La crisis de la década de 1980 y las transformaciones del mundo rural latinoamericano29 impulsaron un éxodo hacia las ciudades maquiladoras del norte de México y hacia EEUU. El Departamento de Seguridad Nacional estadounidense estima hoy que más de 50% de los 11 millones de inmigrantes indocumentados son mexicanos. Los datos de la sociología electoral del 8 de noviembre confirman parte de la estrategia de campaña de Trump: maximizar los votos que pueden asociarse, en grados diversos, con un sentimiento patriotero y antiinmigrante30.

En ese sentido, supo lucrar con las fobias que cada ola migratoria infunde en ciertos sectores, sobre todo entre los anglosajones y protestantes del mundo rural. La forma moderna de esa reacción atávica remonta a la gran ola migratoria eslavo-latina (1890-1920) que conformó el núcleo del proletariado estadounidense durante la formación del capitalismo monopolista.

El fin de la Primera Guerra Mundial destapó una sensación de amenaza a la integridad cultural y racial de los «100% americanos», en particular entre descendientes rurales de los primeros colonos. Las leyes de 1921 y 1924 restringieron la inmigración eslavo-latina y prohibieron la asiática31. De tal modo que las groseras amalgamas y las propuestas antiinmigrantes de Trump se inscriben en una tradición de la historia social y demográfica de la «patria de los inmigrantes». Sin embargo, el carnaval xenófobo de Trump y sus guiños a cierta Amerikkka-agobiada-de- Obama no agotan la explicación del protagonismo de la cuestión migratoria en la pasada campaña electoral.

Además de Perot, Trump cuenta con otro precursor: Patrick Buchanan, exdirector de campaña y consejero del presidente Richard Nixon y autor intelectual de la contundente expresión que nombró a la «mayoría silenciosa».

Buchanan fue también el principal propagandista de la construcción de una Gran Muralla en la frontera con México durante los años 90. Sus diatribas antiinmigrantes reflejan una contradicción consustancial a la globalización.

¿Mercado mundial de mercancías? Sí. ¿Mercado mundial de capitales? Sí. ¿Mercado mundial del trabajo? No. En todas partes, la globalización va aparejada con un endurecimiento de las condiciones de movilidad internacional de los trabajadores. Las proclamas del nuevo presidente de EEUU prolongan y oficializan las tendencias dominantes de la política migratoria en las últimas décadas: endurecimiento legislativo, deportaciones sistemáticas, cacería y encarcelamiento de indocumentados, por un lado, y promoción de una «inmigración escogida », por el otro, etc. El impacto de la política migratoria en los diferentes segmentos del mercado laboral es unode los criterios económicos decisivos para considerar esas prácticas.

Por consiguiente, el problema medular no es la finalización de la construcción de la Gran Muralla, la «Mexico-United States Barrier» iniciada en 1994. El problema fundamental tampoco es el financiamiento –poco probable– de la muralla por México. La importancia otorgada a la Gran Muralla de Trump indica un término esencial de la renegociación del TLCAN: la supeditación del nuevo acuerdo al tratamiento del problema migratorio a favor de EEUU. Ello implica, entre otras cosas, reforzar la funcionalidad de la política migratoria mexicana respecto a EEUU. "México es la primera barrera de contención de los candidatos al sueño americano provenientes de Centroamérica y de todos los «Sures». Esto es una orientación ya notoria si se considera la explosión de las deportaciones en México, así como ciertos aspectos de las reformas migratorias32.

Finalmente, la perspectiva de un aumento del ritmo de las deportaciones no solo infunde disgusto y miedo en la sociedad mexicana. Despierta simultáneamente el apetito de empresarios que vislumbran la posibilidad de canalizar a parte de esos repatriados hacia las distintas zonas económicas especiales (ZEE). El responsable oficial de uno de esos proyectos estima que el regreso del «capital humano » representaría una «oportunidad enorme», pues «muchas de estas personas son bilingües, capacitadas [y] tienen oficios». Pero para los inversionistas dispuestos a invertir más de 41.000 millones de dólares en cinco años, la apuesta podría ser más prosaica: aprovechar el retorno de trabajadores resignados a la frustración de su sueño americano y emplearlos en proyectos «agresivos y competitivos».

A modo de conclusión

Cada campaña electoral refrenda todo tipo de ilusiones sobre el poder del presidente de EEUU. Ese fetichismo es consustancial a todos los regímenes presidencialistas. Pero la producción capitalista y la globalización que va aparejada tienen leyes que no puede ignorar ni siquiera el presidente de EEUU. No es lo mismo ser borracho que cantinero. Y los intereses económicos de la clase dominante son iguales que el borracho: tercos y sedientos.

Es, en todo caso, lo que indica la conformación del gabinete de Trump, aun cuando queden por analizar las contradicciones de clase subyacentes a su acceso a la Presidencia. La gestión de los negocios de la corporate class seguirá delineando las tendencias de la diplomacia económica de EEUU. Pero el imperialismo norteamericano tiene intereses que no puede desconocer ni siquiera un Carlos Slim. La prensa asegura que el Rey Midas mexicano ya hizo las paces con el nuevo presidente de EEUU. En todos los sentidos, Trump y su azarosa economía política expresan la profunda dependencia de México. «No habrá guerras comerciales, y diré por qué: veamos el peso mexicano. La razón por la que ha colapsado es porque todo mundo sabe que los mexicanos tendrán que hacer concesiones. Punto», sentenció Wilbur Ross.33

  • 1.

    En la vigesimosegunda reunión plenaria del Círculo de Montevideo.

  • 2.

    El diario adjudicaba 85% de probabilidad a la victoria demócrata. Josh Katz: «Who Will Be President?» en The New York Times, 8/11/2016, <www.nytimes.com/interactive/2016/upshot/presidential-polls-forecast.html?_r=0>.

  • 3.

    Según la revista Forbes, Trump posee la 156a fortuna de Estados Unidos (y la 354a del mundo).


  • 4.

    Lema de la campaña presidencial del Partido Republicano en 1980.

  • 5.

    Discurso pronunciado en Monessen (Pennsylvania), una antigua plaza fuerte de la industria siderúrgica, disponible en Politico, 28/6/2016, <www.politico.com/story/2016/06/full-transcript-trump-job-plan-speech-224891>.

  • 6.

    Según el New York Times, Trump aprendió su estilo fullero de su antiguo abogado y mentor en comunicación Roy Cohn, el ex-brazo derecho del senador Joseph McCarthy y fiscal del caso Rosenberg. Jonathan Mahler y Matt Flegenheimer: «What Donald Trump Learned From Joseph McCarthy’s Right-Hand Man» en The New York Times, 20/6/2016.

  • 7.

    Ver Alejandro Nadal: «Las consecuencias económicas del señor Trump» en La Jornada, 23/11/2016.

  • 8.

    Ver D. Rockefeller: Mémoires, Éditions de Fallois, París, 2006, pp. 510-514. [Hay edición en español: Memorias, Planeta, Barcelona, 2004].

  • 9.

    Organización creada después de la Segunda Guerra Mundial (1947) para supervisar el sistema multilateral de comercio, negociar la disminución de aranceles y promover el librecambio. La última ronda de negociaciones del gatt culminó en 1994 con la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

  • 10.

    Propuesta del secretario del Tesoro de EEUU Nicholas Brady para los grandes deudores del Tercer Mundo (1988-1993).

  • 11.

    Esto sirvió posteriormente de trampolín para la aprobación del protocolo de negociación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) por 31 jefes de Estados en 1994.

  • 12.

    Fuente: Subsecretaría del Comercio Exterior, disponible en <www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/156997/Anual-Exporta_2016_1020.pdf> y <www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/156998/Anual-Importa_2016_1020.pdf>.

  • 13.

    13. Fuente: Oficina del Representante Comercial de EEUU, <https://ustr.gov/countries-regions/americas/mexico>.

  • 14.

    R. Perot y Pat Choate: Norteamericano: salva tu trabajo… salva tu país, Lasser Press Mexicana, Ciudad de México, 1993.

  • 15.

    Ver Lori M. Wallach: «Mirages du libreéchange» en Le Monde diplomatique, 6/2015.

  • 16.

    Discurso de Monessen, cit.

  • 17.

    François Chesnais: La mondialisation du capital, Syros, París, 1994.

  • 18.

    Thomas Cartens Ebenroth y Gabriela Gándara: «El Plan Brady y la negociación de la deuda mexicana» en Comercio Exterior vol. 40

    No 4, 4/1990, pp. 303-308. A su vez, la Ley de Inversión Extranjera de diciembre de 1993 simplificó los procedimientos burocráticos.

  • 19.

    TLCAN: artículo 102 y Quinta parte; Sección A «Inversión» (art. 1.102 a 1.114).

  • 20.

    C. Salinas de Gortari: México. Un paso difícil a la modernidad, Plaza y Janés, Barcelona, 2000.

  • 21.

    La brújula de la diplomacia económica porfiriana era impedir graves desequilibrios entre las inversiones y el poder de influencia de las potencias imperialistas. Ver Friedrich Katz: La guerra secreta en México. Europa, Estados Unidos y la revolución mexicana, Era, Ciudad de México, 1982.

  • 22.

    Arturo Guillén: «Oligarquía y Estado en el México de hoy» en Memoria No 260, 2016.

  • 23.

    Sandro Pozzi y David Marcial Pérez: «Trump obliga a Ford y General Motors a dejar México» en El País, 4/1/2017; «Trump amenaza a Toyota con ‘gran impuesto’ si construye planta en México» en El Universal, 5/1/2017.

  • 24.

    Max Ehrenfreund: «Why Wall Street Still Isn’t Taking Donald Trump Seriously» en The Washington Post, 9/12/2016.

  • 25.

    «Citi Could ‘Re-Pace’ Mexico Investment over Trump Uncertainty» en LatinFinance, 7/12/2016.

  • 26.

    M. Pierre: «La forma estatal del capital financiero» en Memoria No 255, 2015.

  • 27.

    Noción que designa a los accionistas, altos ejecutivos y directores de las corporaciones industriales y financieras que dominan la economía en EEUU.

  • 28.

    C. Salinas de Gortari: ob. cit.

  • 30.

    «Election 2016: Exit Polls» en The New York Times, 8/11/2016, <www.nytimes.com/interactive/2016/11/08/us/politics/election-exit-polls.html?smid=fb-share&_r=1>.

  • 31.

    Ver André Siegfried: Los Estados Unidos de hoy, Compañía Iberoamericana de Publicaciones, Madrid, 1931.

  • 32.

    «México supera a eu en cifras de deportaciones de migrantes» en El Universal, 14/10/2015

  • 33.

    José Carreño Figueras: «Y de repente, ahí viene el ‘coco’ Trump» en Excelsior, 28/11/2016.

Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad 267, Enero - Febrero 2017, ISSN: 0251-3552


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