El panorama energético global se caracteriza, entre otras cosas, por el alto precio del petróleo, lo que ha llevado a incentivar un uso más intensivo del gas y el perfeccionamiento de nuevas tecnologías, como el gas natural licuado. En América Latina, la integración gasífera tiene una larga historia de proyectos binacionales. Hoy, a pesar de las asimetrías regulatorias y de precios, el ingreso de Venezuela como abastecedor de gas y la articulación regional a través de gasoductos amplios, como el «anillo energético», quizás no asegurarán una reducción de los precios, pero seguramente contribuirán a equilibrar el balance regional y garantizar la provisión en el largo plazo.