La crisis de Venezuela está adquiriendo nuevas dimensiones. Según muchos analistas, el fenómeno violento que vive el país amenaza también a los derechos de las mujeres. Una de las tasas de embarazo adolescente más altas del mundo se combina con el aumento de las enfermedades de transmisión sexual y el crecimiento de los abortos ilegales y de la esterilización. El país que fue un punto focal en la promesa continental de una alternativa al neoliberalismo sigue en estado crítico. Y parece una sombra de lo que fue.