Corriendo el riesgo de la generalización, la autora considera que la generación nacida al pie de los años 50, en el 60, esa a la que no le alcanzó la edad para ver \"Las Fresas de la Amargura\", que se levantó a espaldas de un modelo sociopolítico combativo, es una generación conflictuada fríamente. Las mujeres de esa generación, afectadas en mayor grado - por aquello de la eterna discriminación - por la ausencia de un empuje ideológico, las más de las veces se convierten en lo que en este artículo se define como \"inteligentes a medio tiempo\". Dice la autora: \"ellos y nosotras, los del 60, somos los penúltimos. Los llamados a luchar para que los últimos, por fin, sean los primeros... también las primeras\".