Una mirada rápida a los artículos académicos y libros recientes acerca del cambio en el sistema de partidos en América Latina –especialmente la producción norteamericana– llevaría a la conclusión de que los partidos ya no son mecanismos efectivos de representación política y de que los sistemas de partidos, en algún momento sólidos, están en ruinas. Este artículo plantea divergencias con esa conclusión alarmista y destaca la necesidad de un análisis más matizado de la evolución de los sistemas de partidos. Por un lado, estos no están colapsando en toda la región. Por el otro, algunos aspectos de la evolución del sistema de partidos en América Latina contribuyeron a la consolidación de democracias frágiles.