Las sociedades latinoamericanas viven actualmente circunstancias particularmente difíciles, derivadas de un sinnúmero de privaciones económicas y de complejas mutaciones socio-políticas que no alcanzan a revertir las perspectivas de la región en el mundo. La inmediatez de situaciones de caos generalizado resulta innegable, como así también, en algunos casos, los riesgos de destrucción nacional. Ciertamente, en medio de la crisis, la región también ha avanzado en un proceso de racionalización económica y política, muy a menudo con costos sociales altísimos, pero ha avanzado. En este sentido, débese reconocer que las sociedades latinoamericanas buscan resolver sus problemas y determinar su posición en el mundo de manera democrática. No obstante esto, las tendencias económicas prospectivas se presentan como amenazadoras del orden democrático - que tanto cuesta mantener - y, asimismo, como amenazadoras de las potencialidades de desarrollo.