La presidenta Michelle Bachelet y su gobierno parecen tener el diagnóstico claro: o se hacen las reformas fundamentales que el país necesita y la ciudadanía exige, o el conflicto social hará imposible mantener un sistema político, social y económico capaz de generar crecimiento económico y de enfrentar las tareas del desarrollo. Si logra llevar esas transformaciones a cabo, la de Bachelet será recordada como una de las grandes presidencias de la historia de Chile, junto con la de Eduardo Frei Montalva, otro gran reformador del siglo xx. Con los proyectos de reforma impositiva, electoral y educativa, parece avanzarse en esa dirección. No obstante, los obstáculos son muchos y ya ha comenzado una reacción conservadora.