El triunfo de la izquierda hondureña, tras ocho años de gobierno conservador autoritario y corrupto de Juan Orlando Hernández y un golpe de Estado en 2009, está marcado por una suma de desafíos y la posibilidad de frustración de las expectativas de cambio. Pero, en definitiva, las últimas elecciones abrieron una nueva etapa en el país centroamericano.

Las recientes elecciones hondureñas introdujeron muchas dudas acerca de la seguridad del sistema de procesamiento de datos, hecho que fue denunciado tanto por la oposición como por organizaciones internacionales. Los opositores a la reelección de Juan Orlando Hernández han hecho valer su derecho constitucional a la desobediencia civil y han salido a las calles a denunciar fraude electoral y violaciones de la Constitución, en el contexto represivo abierto con el golpe de Estado de 2009 y continuado desde entonces. La corrupción, la impunidad y la violencia constituyen el combustible para una intensa indignación popular.

Honduras se encuentra atrapada entre los estragos producidos por el huracán Mitch desde hace más de un año. Mientras tanto, se intensifica la actividad político-partidaria cuando aún no se promedia la actual gestión gubernamental, y hay una mayor presencia de la sociedad civil en el ámbito local y nacional. Transparencia, participación, descentralización, rendición de cuentas, reforma política y mayor responsabilidad ante lo público, son los temas de actualidad que motivan la participación ciudadana y que obligarán a los partidos políticos a definirse entre modernidad o tradición, de cara a los futuros procesos electorales.

En Honduras, el proceso de transición a la democracia presenta dos fases claramente delimitadas: la primera, referida a la sustitución de militares por civiles en la conducción burocrático-administrativa del Estado, situación que se inicia con las elecciones de 1980 y se concreta en los gobiernos de Roberto Suazo Córdova (1982-1986) y José Azcona Hoyo (1986-1990); la segunda fase, de construcción democrática, se inicia con la presente década y se concreta en los gobiernos de Rafael Leonardo Callejas (1990-1994) y Carlos Roberto Reina (1994-1998).