El colapso de la industria, el comercio y las finanzas puso en evidencia la fragilidad del sistema económico y la indefensión de la sociedad global frente a la prevalencia de intereses de unos pocos sobre los intereses colectivos pero, sobre todo, contribuyó a mostrar que la sostenibilidad social y ambiental del mundo está comprometida y que es una expresión inequívoca de la interdependencia. La respuesta se ha estructurado desde tres frentes de acción que se complementan entre sí y que convergen en la idea central de una economía responsable.