La consulta revocatoria en Lima fue una sorpresa. Pero la suma de aliados políticos, una eficiente estrategia de marketing electoral y un giro en la concepción de la administración, dirigido a sectores populares que reclaman soluciones concretas y materiales a sus problemas cotidianos, logró lo que parecía improbable: la permanencia de Susana Villarán en el cargo.