Para desconcierto, sorpresa o pánico de muchos peruanos, el balotaje en las recientes elecciones presidenciales se definió entre Ollanta Humala y Keiko Fujimori, los dos candidatos que generaban mayores resistencias en gruesos sectores del electorado. Hace sólo unos meses, ese escenario parecía imposible y era casi apocalíptico, como cuando nuestro premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, dijo que optar entre ambos era como escoger entre el cáncer terminal y el sida.