Opinión
septiembre 2017

Paraguay rumbo a las urnas

La oposición progresista paraguaya redobla la apuesta

El presidente paraguayo no consiguió la enmienda necesaria para presentarse a una reelección. El progresismo, en cambio, logró la unidad de cara a los comicios de 2018.

<p>Paraguay rumbo a las urnas</p>  La oposición progresista paraguaya redobla la apuesta

En septiembre se redoblaron las apuestas en la oposición paraguaya. El país se encuentra inmerso en la campaña de los diversos partidos para las elecciones internas y simultáneas que se realizarán el próximo 17 de diciembre. Pero en medio de ese proceso, el Partido Liberal, el Frente Guasu y la Concertación Avanza País arribaron a un acuerdo electoral de cara a las elecciones presidenciales de abril de 2018. De esta forma, la candidatura estará liderada por un liberal, resultante de las internas de ese partido. Quien gane será acompañado por el candidato propuesto por el Frente Guasu, el periodista Leo Rubín.

Una historia de encuentros y desencuentros

Los principales protagonistas de esta alianza son Efraín Alegre y Fernando Lugo. El primero es el actual presidente del Partido Liberal y precandidato a la presidencia en las próximas elecciones. El segundo es el ex presidente y principal referente del Frente Guasu, quien además continúa siendo uno de los políticos más populares del país. Ambos líderes, aliados en el pasado, fueron partícipes de la victoria electoral de 2008 que desplazó del gobierno al Partido Colorado luego de 60 años ininterrumpidos en el poder. Asimismo, ambos fueron figuras relevantes en el quiebre de dicho gobierno. El entonces presidente Lugo destituyó al senador Alegre del Ministerio de Obras Públicas en junio de 2011, rompiendo el frágil equilibrio imperante en las filas del principal partido de la alianza gobernante. Un año más tarde, Alegre fue uno de los artífices de las oscuras maniobras que acabaron con la destitución de Lugo en junio de 2012.

Sin lugar a dudas, los resultados de esos sucesos fueron perjudiciales para ambos líderes y sus respectivos sectores. El Partido Liberal se vio afectado tras el muy cuestionado gobierno del vicepresidente Federico Franco, a la vez que la candidatura de Alegre a la presidencia no logró suscitar el apoyo de todos los votantes que apostaron por Lugo en 2008. Por su parte, las fuerzas de izquierda articuladas en torno a Lugo quedaron divididas en dos frentes con candidaturas parlamentarias y presidenciales diferentes: por un lado quedó el sector liderado por Lugo, y por el otro el encabezado por el actual intendente de la capital, Mario Ferreiro. Esta fragmentación redujo significativamente su potencial electoral.

Los primeros acercamientos entre el Partido Liberal y los dos frentes de izquierda comenzaron en el contexto de las elecciones municipales de 2015. Los liberales acordaron alianzas electorales con fuerzas pertenecientes al Frente Guasu en 56 de los 250 municipios en disputa. Al mismo tiempo apoyaron la candidatura de Ferreiro para la intendencia de la capital, la cual logró derrotar al Partido Colorado luego de 14 años en la administración municipal capitalina.

Pese a estos acercamientos iniciales, los debates suscitados en torno a la enmienda constitucional en 2016 e inicios de 2017, no colaboraron con la unidad política en el campo de la oposición. El presidente Horacio Cartes, con su embestida a favor de la enmienda constitucional para lograr la reelección presidencial, logró partir en dos a cada uno de los espacios políticos más importantes del país: el Partido Colorado, el Partido Liberal y la izquierda. De esta forma, fuerzas internas coloradas, liberales y de la izquierda se posicionaron tanto a favor como en contra de incorporar la reelección presidencial al sistema político paraguayo. En el campo favorable a la reelección quedaron Horacio Cartes, Fernando Lugo y el senador liberal Blas Llano (principal opositor de Alegre en la interna liberal). En contra de la misma estuvieron el senador colorado Mario Abdo Benítez, Efraín Alegre y Mario Ferreiro.

Este conflicto atizó aún más las diferencias entre liberales, en alza tras las elecciones de autoridades partidarias y el triunfo de Alegre como presidente del partido. Las discusiones alcanzaron también a la izquierda, con acusaciones de violación de la Constitución Nacional contra Lugo y los principales referentes del Frente Guasu que apoyaron la reelección. Los niveles de conflicto vieron su punto máximo con los sucesos de abril de 2017, que implicaron protestas en contra de las acciones parlamentarias a favor de la reelección presidencial, el incendio del edificio del Congreso Nacional, así como el atraco a la sede del Partido Liberal y el asesinato de su joven militante Rodrigo Quintana. Pese a que el presidente Cartes, finalmente, desistió de sus intenciones reeleccionistas, los enfrentamientos llegaron a un nivel extremo. En ese contexto parecía imposible pensar en algún tipo de acuerdo futuro que suscitase la aprobación de todos los sectores del Partido Liberal y de las dos fuerzas de izquierda con representación parlamentaria.

El campo oficialista

La situación también generó fricciones en el seno del Partido Colorado, aunque las confrontaciones se reencauzaron con rapidez en el marco de la campaña electoral de cara a las internas del partido. Como ya fue apuntado, el 17 de diciembre del corriente año tendrán lugar, de manera simultánea, las elecciones internas de todos los partidos políticos. Sin embargo, las elecciones del Partido Colorado auguran ser las más reñidas.

Los resultados y los ánimos derivados de esta elección serán de gran importancia para el futuro electoral de la oposición. No solo saldrá designado el candidato colorado para las elecciones presidenciales de abril de 2018, sino que también se podrá ver con mayor detalle qué tan unidos llegarán los colorados a esta contienda electoral. No debe perderse de vista que uno de los factores que apuntalaron la victoria de Lugo fue, precisamente, la fuerte confrontación interna en las filas coloradas durante las elecciones presidenciales de 2008

Apenas descartada la reelección presidencial, el presidente Cartes inició un rápido proceso de selección del precandidato de su movimiento interno. No obstante, su preferencia ya era un secreto a voces: el joven ministro de Hacienda, Santiago Peña. Sin experiencia política previa, Peña había emprendido una ascendente carrera técnica forjada en el ámbito de la administración pública y de los organismos multilaterales. De afiliación partidaria liberal, Peña ingresó oficialmente al Partido Colorado a finales de 2016, como muestra de su compromiso con el gobierno de Cartes.

Por el lado de la posición al oficialismo colorado, la precandidatura presidencial del Senador Mario Abdo Benítez marchaba ya desde el año anterior. Conocido popularmente como Marito, por llevar el mismo nombre que su padre, alto exponente del régimen stronista, este senador posee una larga trayectoria partidaria. Marito estuvo en las filas del oficialismo en los inicios del gobierno de Cartes pero se apartó al no ser designado como su candidato para la presidencia del partido en las elecciones internas de 2015.

La apuesta unitaria de la oposición

Sin lugar a dudas, la nominación de Leo Rubín como acompañante de una fórmula presidencial liderada por los liberales es una apuesta intrépida. Rubín es un reconocido periodista y productor, hijo del conductor, periodista y empresario de las comunicaciones Humberto Rubín, muy destacado por su confrontación al régimen stronista durante sus últimos años de vigencia. Integrante de una familia vinculada a la prensa y propietaria de un holding de medios, Leo siempre asumió posturas progresistas en su quehacer periodístico. Desde una posición de izquierda heterodoxa, sus preocupaciones giran en torno a la desigualdad social, la inequidad tributaria y las desbastadoras consecuencias que trae al Paraguay la profundización de un modelo de desarrollo preeminentemente extractivista.

No obstante, más allá de su fama y sus atractivas ideas para un electorado progresista, la nominación de Leo Rubín podría ser muestra de una excesiva cautela por parte de los dos principales frentes de la izquierda paraguaya. Es así que, tanto el Frente Guasu como Avanza País, dejaron fuera de consideración a sus principales exponentes ¾todos ellos autoridades en funciones¾ para la candidatura aliancista. A partir de ello, podría suponerse desde una mirada suspicaz, una apuesta mayor a los cargos parlamentarios antes que a un triunfo de la nueva alianza.

Sin embargo, todo esto queda en el terreno de las conjeturas. Lo cierto e irrefutable es que la mano del 2018 ya ha arrancado, las apuestas ya están hechas y los contendientes están avanzando en sus jugadas. Hasta el momento, todo indica que el final se encuentra abierto.


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