Opinión
diciembre 2017

Kuczynski y Alberto Fujimori, nuevos aliados

El presidente peruano se salvó de la destitución al indultar al Fujimori. Ahora se abre un escenario político de incertidumbre y tensión en la calle.

<p>Kuczynski y Alberto Fujimori, nuevos aliados</p>

Cinco horas antes de la Navidad, un comunicado de presidencia informó que Pedro Pablo Kuczynski había aprobado el indulto humanitario para Alberto Fujimori, condenado en 2009 a 25 años de cárcel. Con el indulto se lo libera luego de pasar doce años en prisión. El autócrata es autor mediato de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, cometidas en 1991 y 1992, y también fue sentenciado por delitos de corrupción, robo y secuestro agravado. Kuczynski aceleró el perdón para evitar que la mayoría fujimorista en el Congreso lo depusiera. El trueque ha generado protestas del antifujimorismo y, desde la nochebuena, todos los días hay marchas en Lima y en un tercio de las regiones del país.

El exbanquero ha pasado un año y medio bajo la presión y obstrucción de Fuerza Popular, el partido liderado por Keiko Fujimori, su rival en las elecciones de 2016. Cinco de sus ministros han sido interpelados o censurados, y finalmente destituidos u obligados a renunciar, entre ellos dos ministros de Educación.

Durante la campaña presidencial Kuczynski prometió no indultar al reo, pero al justificar su cambio de opinión, la noche del martes 25, dijo que desde entonces ha «seguido con preocupación el deterior gradual de la salud de Alberto Fujimori».

Fujimori tiene un problema cardiaco y de hipertensión, y pasó por dos cirugías de cáncer a la lengua en 1997 y 2008. El médico Elmer Huerta, uno de los oncólogos peruanos más prestigiosos, ha comentado que sus males son los de cualquier persona de su edad (79 años) y que ningún estudio ha probado que la prisión es un factor para que un cáncer retorne.

Sin embargo, la junta médica que recomendó el indulto humanitario refiere que «se encuentra delicado de salud, con diagnóstico médico de un cáncer de alto riesgo en la cavidad bucal».

Diversos especialistas en derechos humanos entre los que se encuentra Carlos Rivera, el abogado de las víctimas del caso La Cantuta, indican que el trámite del indulto ha tenido vicios que podrían implicar su anulación. La fecha de conformación de la junta médica no corresponde con la del pedido de indulto presentado por Fujimori. Además, un médico que trató a Fujimori de las leucoplasias en las décadas pasadas, fue parte del colegiado que recomendó la gracia presidencial.

Las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta han merecido resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que el Estado peruano tiene que cumplir. La jurisprudencia de dicho ente supranacional -en el caso Gutiérrez Soler- indica que el Estado «deberá abstenerse de recurrir a figuras como la amnistía, el indulto, la prescripción y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad, así como medidas que pretendan impedir la persecución penal».

Rivera ha enviado una comunicación a la CIDH para solicitar la revisión del comportamiento del Estado peruano en el cumplimiento de ambas resoluciones, contravenidas por el indulto a Fujimori. También impugnará el indulto en la justicia nacional.

El abogado José Burneo, especialista en derecho penal internacional, participó la tarde del lunes 25 de una de las marchas en el centro de Lima contra la decisión de Kuczynski. Allí comentó que la Corte IDH podría emitir una medida provisional contra el indulto, una opción más rápida que podría tomar el presidente del tribunal, mientras se espera la sesión ordinaria que realizarán los magistrados a fin de enero.

El plano político-partidario

Mientras tanto, tres congresistas del partido de Kuczynski –Peruanos por el Kambio– y el ministro de Interior, han renunciado desde el anuncio del indulto. Es una incógnita si más miembros del gabinete se apartarán, pues el perdón a Fujimori ha cambiado el contexto político.

Cuando el jueves 21 por la noche, el presidente se salvó de la «vacancia presidencial» promovida por Fuerza Popular, el APRA de Alan García y el Frente Amplio -ubicado en la izquierda-, los analistas especulaban que Kuczynski dispensaría por lo menos cuatro ministros. A la primera ministra Mercedes Aráoz, muy cercana al APRA, debido a que ella le sugirió renunciar cuando el fujimorismo hizo público un documento de la empresa brasileña Odebrecht sobre los pagos que realizó a una empresa de Kuczynski –y a la de un socio suyo- en los años en que era ministro del Gobierno de Alejandro Toledo y en 2012. También al canciller Ricardo Luna, cercano al fujimorismo y quien se negó a enviar una comunicación a la OEA para solicitar observadores en la sesión del Parlamento en la que votarían el cese del jefe de Estado. Al ministro de Justicia, porque no asistió jurídicamente al presidente cuando se vio acosado por el listado de pagos y reembolsos de Odebrecht, y al ministro de Salud, que tampoco lo respaldó en medio de la mayor crisis política que vivió el exbanquero de inversión desde que asumió el poder en julio del año pasado.

El indulto y la respuesta de Alberto Fujimori de respaldar el llamado de Kuczynski a la reconciliación y a «pasar la página», plantea un nuevo contexto: de colaboración declarada entre Peruanos por el Kambio (que tiene ahora 15 escaños en el Parlamento, tras las renuncias) y Fuerza Popular. Los ministros afines al fujimorismo y al APRA podrían ser parte de esa mancuerna explícita y ya no operarían a escondidas.

La indignación fragmentada en la calles

El periodista de investigación Gustavo Gorriti ha dicho que el antifujimorismo es el «partido más grande en el Perú», y aunque no es precisamente una formación política, es un sector que se reactiva en momentos de crisis y que toma las calles.

El jueves 21, la primera ministra Aráoz aseguró que «el Gobierno no negocia indultos», mientras el ministro de Defensa y varios congresistas del oficialismo convencían a otros parlamentarios de votar contra la destitución de Kuczynski garantizándoles que el perdón a Fujimori «no estaba en agenda». Sin embargo, en 48 horas, el presidente lo indultó. La mentira ha indignado a un gran sector de la población, especialmente jóvenes, que desde la noche del 24, en Nochebuena, salieron al centro de Lima a protestar contra Kuczynski y a gritar «Fujimori nunca más».

Los manifestantes llegaron incluso antes de medianoche a la esquina de la casa del presidente y fueron reprimidos por la policía. La violencia policial se repitió la tarde del martes en el centro histórico de Lima y en barrios cercanos en una movilización de unas 5.000 personas. También hubo manifestaciones en otras ocho ciudades del país. Las movilizaciones continuarán en los próximos días para resistir lo que juzgan la vuelta del autoritarismo de los años 90.


La situación política de Perú es de gravedad. Se ha concretado una nueva alianza. Y llega con el indulto al autócrata Alberto Fujimori.



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