Opinión

¿Por qué «Izquierdas 2019»?


agosto 2019

El 29 y 30 de agosto se desarrolló en Buenos Aires la conferencia «Izquierdas 2019», organizada por Nueva Sociedad. Representantes de las izquierdas de Europa, Estados Unidos y América Latina debatieron sobre la coyuntura actual.

¿Por qué «Izquierdas 2019»?

La palabra vuelve. Quizás porque no se había ido nunca. Quizás porque el mundo vive una crisis, o quizás porque la crisis ya parece llevarse puesto al mundo, la idea (re)cobra sentido. Aunque ganen otros, se sigue hablando de ella. Vuelve la idea de la izquierda.

La usan los aceleracionistas y los decrecionistas, los optimistas y los pesimistas. La usan quienes creen que la melancolía es una propiedad histórica de la sensibilidad progresista y quienes consideran que la tecnología será la fuerza liberadora que creará una sociedad del ocio. El término izquierda se repone en el vocabulario político. Aunque todavía lleva la carga de sus sombras –es, a menudo, asociada a viejos y nuevos autoritarismos–, también sigue siendo portadora de una creencia en la posibilidad de la transformación.

La crisis del Estado de Bienestar, las derivas de la socialdemocracia y la situación crítica de la «marea rosada» que habilitó la existencia de diversos gobiernos progresistas en América Latina allanaron, una vez más, el camino de la reflexión sobre ese espacio vital que constituyen las izquierdas. La crisis de las terceras vías y de las socialdemocracias moderadas parece haber dado lugar a nuevos fenómenos: el nacimiento de izquierdas que, ampliando y formando parte de la tradición del llamado «socialismo democrático», y aunque no sin dificultades, proponen una nueva mirada crítica sobre el capitalismo. En Estados Unidos, un país en el que la tradición del socialismo democrático era hasta hace poco subterránea, se ha producido un fenómeno novedoso: el deslizamiento hacia la izquierda del Partido Demócrata gracias a la presencia de candidatos y políticos «radicales» como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez. Al mismo tiempo, el socialismo portugués mostró una nueva vitalidad para construir un campo político abierto: la unidad entre socialdemócratas e izquierdas más radicales visibilizó un proceso político que muestra que, cuando la socialdemocracia se lo propone, puede expresar a los sectores más vulnerables de la población, sin por ello descuidar la estabilidad política y económica.

Mientras en España el socialismo también vuelve a tener un renovado interés, en América Latina las izquierdas reconstruyen sus espacios tras lo que pareció el fin de la «década progresista». En Chile nace una nueva izquierda que intenta discutir los mantras construidos tras el fin del régimen pinochetista: los del mercado como regulador de la educación y las jubilaciones. En Brasil, nuevas fuerzas políticas proponen retomar lo mejor de la tradición del Partido de los Trabajadores (PT), pero con un programa ambicioso para enfrentar los desafíos que establece el autoritarismo elitista y conservador del gobierno de Jair Bolsonaro. En Uruguay, el Frente Amplio –la fuerza política clásica de las izquierdas– repiensa su futuro tras tres gestiones presidenciales.

El ascenso de regímenes iliberales, el divorcio cada vez más evidente entre capitalismo y democracia y la crisis económica global hacen cada vez más propicio el debate sobre las izquierdas. Pero, a su vez, lo vuelven más difícil.

La izquierda está ahora más obligada a complejizar sus propias afirmaciones. Mientras que en el pasado, con Estados de Bienestar reales, la izquierda podía promover una política «internacionalista» –al menos en términos discursivos– y una atención prioritaria a los asuntos nacionales en términos prácticos, hoy parece obligada a retomar el debate entre cosmopolitas y nacionalistas, entre optimistas del progreso y pesimistas con respecto al futuro. Las nuevas derechas –entre las que se fusionan conservadores, extremistas, liberal-libertarios– parecen estar construyendo su propia internacional iliberal: de ella pueden formar parte Donald Trump y Geert Wilders, Matteo Salvini y Bolsonaro. ¿Qué está haciendo la izquierda? ¿Es consciente de la necesidad de centrarse, no solo en la construcción de alternativas nacionales y regionales, sino también en el desarrollo de un discurso que se haga cargo de los «perdedores» en términos universales? En definitiva, ¿puede la izquierda volver a pensar la comunidad concreta sobre la que actúa y, a la vez, esbozar una propuesta política que le permita superar sus propias fronteras?

La apuesta por repensar la izquierda es también la de construir algo más que un panorama de experiencias. ¿Qué puede aportar la reflexión sobre la crisis de la socialdemocracia sueca –hasta hace pocos años, el proyecto más exitoso de este tipo– en paralelo al análisis sobre la situación del socialismo en Estados Unidos? ¿Qué puede ofrecer una perspectiva crítica sobre la situación de la izquierda uruguaya junto con una reflexión sobre lo que está sucediendo ahora en el socialismo español?

En este tiempo, la reflexión de cada experiencia no puede agotarse en sí misma: debe poder arrojar claves para comprender la situación global de un espacio común.

«Izquierdas 2019 nace con ese propósito: debatir para aportar al fortalecimiennto de opciones críticas, para vincular los procesos políticos de diversas partes del mundo. En definitiva, para comprender el nuevo tiempo y pensar alternativas.

www.nuso.org/izquierdas2019


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