Opinión
junio 2022

¿Renació la izquierda francesa?

La primera vuelta de las elecciones legislativas del pasado domingo 12 de junio mostró un fuerte avance de la izquierda y un campo electoral dividido en tres sectores: el macronismo, la izquierda y la extrema derecha. La coalición de izquierda quedó codo a codo con el partido de Emmanuel Macron, que podría perder la mayoría absoluta el domingo 19 de junio. Pero el buen desempeño de la izquierda se explica más por la unión de los principales partidos que por un gran incremento de sus votos.

<p>¿Renació la izquierda francesa?</p>

En la primera fase de la campaña presidencial francesa, las encuestas -y el clima general- daban a la izquierda por muerta. En el otoño de 2021, solo seis meses antes de la primera vuelta, la mayoría de los sondeos indicaban que ningún candidato de izquierda superaba el 10% de los votos. Yannick Jadot, el candidato ecologista, y Jean-Luc Mélenchon, el candidato de Francia Insumisa, quienes lideraban las intenciones de voto en la izquierda, competían por el quinto puesto detrás del presidente saliente, Emmanuel Macron, de los dos candidatos de la extrema derecha (Marine Le Pen y Éric Zemmour) y del entonces más probable candidato de la derecha tradicional (Les Républicains, LR), Xavier Bertrand. 

Sin embargo, Mélenchon quedó finalmente a poco más de un punto porcentual de Le Pen. El candidato de Francia Insumisa logró  atraer el «voto útil» de izquierda, lo que le permitió obtener 7,7 millones de votos (21,95 % del total) y quedar a solo 400.000 votos de pasar al balotaje en el marco de una fuerte crisis del Partido Socialista, la izquierda de gobierno hasta hace poco tiempo. 

Sin embargo, la elección presidencial no muestra solamente la subida del voto por Mélenchon -mucho en relación con las encuestas, pero no tanto respecto del resultado de 2017- sino la tripartición del espacio político francés: los seis candidatos de izquierda (los dos trotskistas Nathalie Arthaud y Philippe Poutou, el comunista Fabien Roussel, la alcaldesa socialista de París Anne Hidalgo, el ecologista Jadot y el propio Mélenchon) con 11,2 millones de votos, es decir 31,92% de los votos emitidos; el bloque de centroderecha, con Macron y la presidenta de la región capital Valérie Pécresse (LR), con 11,4 millones de votos (32,63%); y finalmente, el bloque de los tres candidatos de extrema-derecha (Le Pen, Zemmour y Nicolas Dupont-Aignan), con 11,3 millones de votos (32,28%). Tres tercios que muestran la debilidad del bloque macronista.

Con estos buenos resultados, Mélenchon se dedicó a tratar de federar el voto de la izquierda. De manera hábil, presentó las legislativas que siempre suceden a las presidenciales como una suerte de «tercera vuelta» en la que la izquierda debía buscar la mayoría parlamentaria para elegir al primer ministro (él mismo) y obligar a Macron a lo que se conoce en Francia como la «cohabitación» entre un presidente de un partido y un primer ministro de otro.

Mientras que los bloques de centroderecha y de extrema derecha se mantuvieron divididos, las cuatro fuerzas principales de la izquierda («insumisos», comunistas, ecologistas y socialistas) se pusieron de acuerdo en pocos días y crearon la Nueva Unión Popular Ecologista y Social (NUPES). Esta coalición logró quedar el domingo 12 de junio -en la primera vuelta de las legislativas- codo a codo con el macronismo. El conteo preciso es objeto de polémicas: el Ministerio del Interior anunció una ventaja de 0,09 puntos para la mayoría presidencial (25,75% contra 25,66%), mientras que el periódico más reconocido, Le Monde, da una ventaja de 0,23 puntos a NUPES (26,11% contra 25,88%).

La velocidad de la creación de NUPES se puede entender por la necesidad de los diferentes partidos (y sobre todo de socialistas, comunistas y ecologistas, debilitados por la elección presidencial) de mantener su número de diputados. El sistema electoral francés es mayoritario uninominal con dos vueltas, salvo que el candidato de la circunscripción obtenga 50% más uno de los votos (y 25% del padrón). En caso contrario, pasan a la segunda vuelta los dos más votados y cualquiera que obtenga 12,5% del padrón electoral, lo que ocurre en pocas ocasiones fuera de los dos primeros. En las elecciones legislativas precedentes, los cuatros partidos que conforman NUPES obtuvieron por separado casi el mismo número de votos que el 12 de junio (5,77 millones en 2017, 5,84 millones este año). Sin embargo, en un sistema electoral que premia la concentración del voto, esto hizo la diferencia: separados, en 2017, solo pasaron a la segunda vuelta 167 candidatos de la izquierda en las 577 circunscripciones; unidos, en 2022, la izquierda estará presente en la segunda vuelta en 412 circunscripciones. Sin embargo, las reservas de voto de NUPES para los balotajes son muy escasas. 

La campaña de Mélenchon, con el lema «Elígeme primer ministro», logró captar el voto de las principales fuerzas políticas de izquierda, pero no logró movilizar a su base social, joven y de origen popular (dos categorías que se caracterizan por la alta abstención, más aún en las legislativas). Según la encuesta IPSOS Sopra Steria del 12 de junio, del electorado de Mélenchon en la primera vuelta de la elección presidencial solo 50% votó en la primera vuelta de las legislativas (contra 61% de los electorados de Macron y Pécresse). Los jóvenes que votaron en la primera vuelta de las elecciones legislativas eligieron a NUPES en una proporción de 42% en el rango de 18 a 24 años y de 38% en el de 25 a 34. Pero solo 31% del primer rango y 29% del segundo votaron en las legislativas, mientras que entre los mayores de 70 años 69% fue a las urnas. Solo 39% de los potenciales votantes pertenecientes a un hogar con un ingreso mensual menor a 1.250 euros fue a votar y 35% de ellos lo hicieron por NUPES. 

Sin embargo, las proyecciones electorales para la segunda vuelta pueden dar algunas esperanzas a NUPES. Con solo 60 diputados salientes, las cuatro fuerzas de izquierda posiblemente multiplicarán por tres su presencia en la Asamblea Nacional, transformándose en la principal fuerza de oposición a Macron, lo que les permitiría obtener la Presidencia de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, encargada del control y del seguimiento de la ejecución del presupuesto del Estado francés. 

El «partido presidencial» podría perder su mayoría absoluta y depender del apoyo de la derecha tradicional de Los Republicanos, lo que sería un fracaso y un debilitamiento importante para la macronie. En el mejor escenario para ellos, La República en Marcha (LREM), el partido de Macron, necesitará de sus aliados, como el partido del antiguo primer ministro Édouard Philippe, Horizons, y del de François Bayrou, el Movimiento Demócrata (MoDem), al contrario de la precedente legislatura en la cual el macronismo tenía mayoría absoluta propia. 

La base social del macronismo se reduce cada vez más a un núcleo de personas adineradas y de edad avanzada. Se mantiene como fuerza política principal en esta tripartición por su posición de poder y por una menor concentración geográfica de sus electores que NUPES. Las configuraciones inéditas de esta segunda vuelta, con una mayoría de circunscripciones en las que el duelo será NUPES vs macronismo, crean algunas incertidumbres sobre el voto de los electores que eligieron a otras fuerzas, como la extrema derecha, que rechazan en principio tanto a Macron como a Mélenchon.

Cabe destacar que, contra la tradición de «frente republicano» o «voto barrera» contra la extrema derecha, LREM está llamando a rechazar a ambos «extremos», lo que da cuenta del proceso de derechización del macronismo desde 2017, cuando Macron aprovechó la crisis de conservadores y socialdemócratas y se hizo con la Presidencia de la República, atrayendo a diversos dirigentes de ambas corrientes.

En París, los candidatos de la «mayoría presidencial» solo quedaron a la cabeza en las seis circunscripciones más acomodadas y más de derecha de las 18 de la capital, frente a 16 en 2017, característica significativa de su pérdida del electorado de centroizquierda. En Bretaña, otra región dominada por esta corriente política cuyo Consejo Regional fue presidido durante casi una década por el ex-socialista y ministro de Asuntos Exteriores del primer mandato de Macron Jean-Yves Le Drian, la mayoría presidencial había ganado 24 de los 27 escaños en 2017; este año, NUPES pasó a la segunda vuelta en 25 de las 27 circunscripciones y debería ganar entre 6 y 12 diputados. 

Frente a una izquierda que ganó terreno parlamentario en mayor medida gracias a su unidad que a un aumento de sus votos, y a una mayoría presidencial que perdió su hegemonía parlamentaria, la extrema derecha liderada por Marine Le Pen ha avanzado significativamente en cantidad de escaños, aunque su bloque será minoritario, ya que el sistema electoral francés es adverso a esta corriente que carece de la suficiente implantación territorial (tendría muchos más parlamentarios en un sistema proporcional) y, sobre todo, dado que en las segundas vueltas muchos electores votan con el objetivo de impedir su triunfo.

A pesar de una campaña apática, asumiendo que no tendrá mayoría en la Asamblea Nacional, y a pesar de la competencia de Reconquista, el partido de Éric Zemmour, Reagrupamiento Nacional (RN) de Le Pen creció 40% en votos (de 3 millones en 2017 a 4,2 millones en 2022) y en porcentaje (13,20% en 2017 y 18,68% en 2022). RN pasó al balotaje en 208 circunscripciones contra solamente 120 en 2017 y 61 en 2012. Su número de diputados será reducido (entre 20 y 45 según las proyecciones) debido al rechazo que sigue existiendo en una gran parte de la población, pero por primera vez dispondrá posiblemente de un grupo parlamentario, con todas las ventajas que conlleva (aportes financieros, más tiempo para hablar en el Parlamento, etc.). 

Su presencia habría podido ser más amplia si el RN hubiera aceptado aliarse con Zemmour, como él les propuso. Sin embargo, como muchas veces en su historia, RN prefirió perder algunas posiciones pero mantener su monopolio del campo de la extrema derecha y aplastar a la disidencia (Zemmour hoy, Florian Philippot en 2017). Esto constituye una manera de funcionar de esta «empresa familiar» de los Le Pen, a menudo con fuertes conflictos familiares: el partido está ahora formalmente a cargo ahora de Jordan Bardella, un joven de 26 años que está en pareja con una de las sobrinas de Marine Le Pen. Pero esto a menudo tiene un costo en término de cuadros. Los varios traspiés de los candidatos de RN en los estudios de televisión así lo atestiguan. En este marco, el objetivo de Marine fue plenamente logrado: obtendrá un número de diputados significativo y el partido rival Reconquista quedó eliminado en todas las circunscripciones, es decir que la implantación en el campo político del partido de Zemmour -con un discurso más ultra que el de Le Pen- será muy difícil de aquí en más.

La segunda vuelta contiene varias incertidumbres: si la bancada presidencial tendrá o no la mayoría absoluta propia y si NUPES logrará movilizar su base social en mayor medida que en la primera vuelta. Las enseñanzas de esta secuencia electoral nos permiten confirmar que el macronismo suscita un importante rechazo, lo que significará seguramente la emergencia de nuevos movimientos sociales, a imagen de los surgidos en su primer mandato (sobre todo el de los «chalecos amarillos»). La propuesta de Macron de llevar la edad de jubilación a 65 años suscita ya una fuerte oposición. Si intenta ejecutar esta reforma, un nuevo movimiento social podría emerger como ya ocurrió antes frente a esta temática explosiva (1995, 2003, 2010, 2019). 

En este escenario, NUPES podría jugar un papel decisivo si lograra consolidarse -lo que hoy no es evidente-. Por el momento, los diferentes partidos acordaron la creación de un intergrupo parlamentario. La hegemonía de los «insumisos» dentro de NUPES (60% de las candidaturas) podría ser desafiada en próximos comicios. La próxima elección, las europeas en junio de 2024, presentan un problema adicional: la cuestión europea divide aguas en el interior de la izquierda francesa entre Francia Insumisa y el Partido Comunista, tradicionalmente en contra de los tratados europeos, por un lado, y por otro lado los ecologistas y los socialistas, con posiciones europeístas. Adicionalmente, en las elecciones europeas, que se desarrollan bajo un sistema proporcional, los aparatos políticos no tendrán necesidad de entenderse para sobrevivir. 

NUPES logró una inesperada elección en esta primera vuelta de las legislativas contra lo que se podría haber esperado hace unos meses. Sin embargo, los retos para consolidarse y movilizar su base social, joven y popular, seguirán siendo decisivos en los próximos años.


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