Tema central
NUSO Nº 278 / Noviembre - Diciembre 2018

De militares a gerentes Las Fuerzas Armadas Revolucionarias en Cuba

Tras la caída de la Unión Soviética y el Periodo Especial, las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba comenzaron a ocupar un rol central en la economía y en la gestión de empresas estratégicas. Desde allí, los militares proyectaron una imagen de eficiencia en una economía caracterizada por el inmovilismo y la burocracia. No obstante, las FAR siguen ancladas en visiones de la Guerra Fría y sumergidas en la opacidad.

De militares a gerentes Las Fuerzas Armadas Revolucionarias en Cuba

Cuando, en febrero de 2008, Fidel Castro renunció a la Presidencia de Cuba, la expectativa por cambios políticos o económicos aumentó tanto fuera como dentro de la isla. En 2013, Raúl Castro anunció que se retiraría en 2018 y nuevamente se comenzó a especular con cambios y transiciones. La situación se repite en noviembre de 2016, luego de que se conociera el fallecimiento de Fidel Castro, cuando aparecen otra vez las especulaciones sobre los cambios. Finalmente, en abril de 2018, Raúl Castro dejó la Presidencia, y seis meses más tarde –ya con Miguel Díaz-Canel en el Poder Ejecutivo y con Castro aún a cargo del partido y del Ejército– los cambios realizados se proponen solo reforzar el control estatal.

No se pretende desconocer que el gobierno de Raúl Castro liberó fuerzas productivas privadas y permitió la aparición y el crecimiento de los cuentapropistas o que impulsó cambios como la posibilidad de viajar al exterior. Sin embargo, Cuba sigue detenida en el tiempo en los terrenos político, económico y militar. En estas páginas, el análisis se concentra en el papel de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (far) desde que Raúl Castro asumió la Presidencia. Por lo tanto, se explora si el poder político y económico de las far cambió desde 2013, cuando quien fuera su comandante por 48 años asumió la Presidencia del Consejo de Estado y del Gobierno. La primera parte del artículo presenta una breve reseña histórica del rol de las far, la segunda parte analiza el papel que han ido adquiriendo en los últimos años y la última sección ofrece ideas a modo de conclusiones1.

Las far, pilar histórico de la Revolución

Las far están formadas por el Ejército, la Marina de Guerra Revolucionaria, la Defensa Antiaérea y Fuerza Aérea Revolucionaria, el Ejército Juvenil del Trabajo, las Milicias de Tropas Territoriales y las Brigadas de Producción y Defensa. Existen tres ejércitos territoriales: Occidental, Central y Oriental. Es difícil conocer el número de efectivos; publicaciones recientes los calcularon en 100.0002. Las últimas maniobras militares se realizaron en 2016 bajo el nombre Bastión 2016, con la idea de demostrarle al enemigo la capacidad de las fuerzas3. El argumento de que Cuba se encuentra detenida en el tiempo, hablando de cambios que no llegan, se sustenta en la firme creencia de que cualquier gobierno de Estados Unidos puede emprender una invasión de la isla. Esto obliga a mantener la estrategia denominada Guerra de todo el Pueblo. El concepto de defensa nacional está estrechamente relacionado con la lucha revolucionaria por la independencia y la soberanía. De acuerdo con la Ley de Defensa, la Guerra de Todo el Pueblo «es la situación excepcional que se establece en todo el territorio nacional para alcanzar, de forma gradual y progresiva, la completa disposición combativa del país y situarlo en condiciones de mantener su integridad y soberanía, mediante la realización de un conjunto de medidas y actividades donde participan los órganos y organismos estatales, las entidades económicas, instituciones sociales y los ciudadanos»4. Esta ley fue sancionada en 1994 con el fin de defender la Patria Socialista. En los últimos 24 años, el gobierno cubano no ha visto la necesidad de modificarla, a pesar de la merma de la amenaza norteamericana desde la caída de la Unión Soviética y la emergencia del terrorismo internacional islámico. La continuidad del embargo comercial, económico y financiero de eeuu parecería indicar que los distintos gobiernos norteamericanos eligieron debilitar a la Revolución Cubana a través de la economía, desechando la idea de una invasión militar. Sin embargo, tanto Fidel como Raúl mantuvieron viva la amenaza militar, ya que siempre ha sido funcional para justificar sacrificios, escaseces y el poder de las far.

Nuevas tareas empresariales

La realidad muestra que el rol de las far se fue modificando a medida que Fidel y Raúl Castro entendieron que la caída de la urss y el embargo estadounidense eran una amenaza más real y peligrosa para la Revolución que la invasión. Durante el denominado «Periodo Especial en Tiempos de Paz»5, las far se fueron transformando en un pilar económico. Parte de la producción agrícola y los sectores económicos que garantizaban la entrada de divisas fueron transferidos a las far mientras su presupuesto militar se reducía en 60%. A partir del Periodo Especial, pasaron a administrar el turismo, el mercado interno de divisas (las tiendas de recuperación de divisas y las casas de cambio), el transporte aéreo, la minería, la biomedicina y las exportaciones de tabaco.

Actualmente, se calcula que las far controlan 844 empresas6. En 2017, la publicación online Cubanet publicó la lista de hoteles y empresas prohibidos para los estadounidenses por ser considerados establecimientos militares7. Aunque hay diversos cálculos y estimaciones, dada la falta de información, la agencia estadounidense Bloomberg consideraba en 2015 que el Grupo de Administración Empresarial sa (gaesa) controlaba entre 50% y 80% de la recaudación empresarial en Cuba8. gaesa incluye empresas turísticas, comercios, tiendas recaudadoras de divisas, comunicaciones y producción agropecuaria. El incremento de su rol económico implicó un proceso de desmilitarización de las fuerzas, ya que el entrenamiento militar pasó a un segundo plano para poder ocuparse de las tareas económicas. Es probable que el gobierno haya entendido que las consecuencias del embargo estadounidense, después de la caída de la urss, eran un desafío más real que la invasión militar del «Imperio».

Por su rol en la Revolución, sus actividades de solidaridad internacional y su papel en el Periodo Especial, además de su no involucramiento en tareas de represión interna, los miembros de las far son queridos y respetados entre la población. La institución es considerada como una de las más eficientes y más leales. Esta percepción se confirmó en una serie de entrevistas realizadas en La Habana, Santa Clara y Cienfuegos entre 2015 y 2018 con académicos, activistas y periodistas independientes, quienes consideraron que las far deberían ser el actor central en el proceso de «actualización» del modelo económico, ya que por su papel en el Periodo Especial adquirieron una mayor conciencia de los déficits que ha enfrentado históricamente la Revolución Cubana9.

Pero el problema más importante es la falta de transparencia respecto de todo lo relacionado con las far. Los oficiales en actividad no dan entrevistas, las actividades económicas de la institución están sumidas en el silencio. Hay informaciones, pero nadie sabe con certeza si los datos son reales10. Tampoco hay información sobre los veteranos de guerra en las misiones internacionalistas africanas11. No existen datos reales sobre las fatalidades ocurridas durante esas misiones; cuando se le preguntó a Fidel Castro, este simplemente se limitó a decir que «el enemigo no debe tener acceso a esa información»12. En realidad, una frase como esta es la que siempre justifica la falta de transparencia en todo lo referido a lo militar y puede ser pronunciada por el gobierno, por burócratas, académicos o militares retirados. El secretismo es una constante que se explica, siempre, por la amenaza estadounidense.

El ángel custodio

Tanto en su rol militar como económico, los miembros de las far han sido el ángel custodio de la Revolución. Como tal, se han mantenido invisibles, fieles a los hermanos Castro y al imaginario revolucionario, dispuestos a servir tanto en misiones internacionales como en la agricultura cubana o detrás de escritorios de empresas turísticas. A pesar del rol fundamental que han jugado, la mayoría de sus integrantes son desconocidos y no han emergido liderazgos políticos desde las filas de las far. Algunos activistas sociales y disidentes políticos entrevistados en el marco del proyecto Diálogos sobre Cuba opinaron que una de las razones por las cuales el general Arnaldo Ochoa fue fusilado en 1989 fue su popularidad, ya que era considerado un héroe de la guerra de Etiopía contra Somalia. Los entrevistados puntualizaron que fue después del «caso Ochoa» cuando los miembros de las far alcanzaron esos niveles de apoyo popular.

Como ya mencionamos, a diferencia de la mayoría de las Fuerzas Armadas latinoamericanas, las far no se han involucrado en cuestiones internas, de las cuales se ha hecho cargo el Ministerio del Interior (minint). De ese modo, a las far no se las puede acusar de violaciones sistemáticas de derechos humanos como las realizadas por las Fuerzas Armadas centroamericanas o del Cono Sur. Y ese es, en efecto, uno de los argumentos más escuchados entre los militares retirados. Las far son vistas como parte del pueblo y custodios del pueblo y de la Revolución. Siempre se remarca que nunca han disparado contra el pueblo cubano.

Los militares retirados entrevistados ponían el acento en los valores que se inculcan en las far: sentido del deber, patriotismo, perseverancia, constancia, seguridad, amistad, humildad, honestidad y lealtad a los dirigentes históricos de la Revolución. La naturaleza territorial de las far les asegura presencia en todo el territorio, por lo tanto se las considera la institución central del Estado. Históricamente, han estado a cargo de las tareas más importantes para construir y mantener el gobierno revolucionario. Algunos opositores entrevistados expresaron que, frente a la aparición de los oligarcas en la Rusia postsoviética, Fidel y Raúl Castro intentaron evitar esa experiencia otorgándoles poder económico y acceso a las divisas a miembros de las far.

En muchas de las conversaciones, se resalta que los miembros de las far, además de su eficiencia y compromiso, no constituyen una carga para el Estado. Una vez que se jubilan, pasan a trabajar en empresas o universidades. Es muy interesante descubrir que la mayoría de los militares retirados cuentan con experiencias de estadías en la urss, hablan ruso y han tenido vivencias muy diferentes de las de sus pares latinoamericanos. A escala regional, poco se conoce de las experiencias y los intercambios entre las far y los ejércitos del Pacto de Varsovia. La riqueza de estas historias contrasta con su actual pobreza tecnológica, su aislamiento regional y la falta de transparencia en todo lo relacionado con sus actividades militares. Se desconoce su presupuesto, es imposible conversar con militares en actividad y los retirados son incapaces de formular cualquier pensamiento crítico.

Este discurso acartonado de la eficiencia de los miembros de las far, sus cualidades especiales y su lealtad revolucionaria se ha ido transformando entre los jóvenes que nacieron después de la Revolución. Hoy por hoy, la movilidad social ya no pasa por ser miembro de las far, sino por abrir un café y convertirse en un cuentapropista13. Es así como hay preguntas que son importantes en la Cuba actual: en un contexto en el que la amenaza de invasión estadounidense se desdibuja, ¿cuál es el rol de las far? Por varias razones, a los gobernantes cubanos, incluyendo al actual presidente Díaz-Canel, les conviene seguir viviendo en el enfrentamiento de la Guerra Fría. En varios sentidos, la Revolución Cubana, especialmente su ala más conservadora, está más cómoda con Donald Trump en la Casa Blanca que con Barack Obama. Este statu quo evita la incertidumbre del cambio.

Hay una contradicción que vale la pena resaltar. Los mismos militares que siguen pensando el mundo desde la lógica de la Guerra Fría se han reconvertido en empresarios que negocian con extranjeros. Su rol para defender la Revolución es, actualmente, asegurar la entrada de divisas. Han aceptado una apertura controlada en lo económico, pero en lo político y en lo militar su pensamiento histórico sigue intacto.

Inmovilismo

La ausencia de Fidel y un Raúl octogenario abren muchos interrogantes sobre el rumbo futuro de la fidelidad de los miembros de las far, la forma de resolver las diferencias entre «fidelistas» y «raulistas» o qué condiciones impulsarán a las far a ser agentes de cambio u obstáculos para las transformaciones que proponga el gobierno de Díaz-Canel.

Durante el mes de septiembre de 2018, en el marco del proyecto Diálogos sobre Cuba, se realizó una encuesta virtual cuyo fin era entender la mirada de los cubanos hacia las far e intentar responder a algunos de estos interrogantes. Se envió la encuesta a 195 individuos (83% de nacionalidad cubana y el resto, académicos especialistas en Cuba). Se obtuvieron 25 respuestas. Es un número bajo, pero para las condiciones cubanas (un acceso a internet restringido y costoso), sumadas a la desconfianza de responder una encuesta de estas características, 23% de respuestas no es un número despreciable.

Si bien en la muestra de 195 contactos existía diversidad ideológica, es probable que aquellos que contestaron hayan estado más cercanos a la oposición, aprovechando cualquier oportunidad para alzar su voz. 64% de quienes respondieron no considera a las far aliadas del pueblo, 84% no tiene confianza ni en las far ni en el Partido Comunista (pc), más de 50% cree que se deben suprimir las far o reducirlas en 75% y 56% no confía en ninguna institución cubana. Respecto al «nuevo» rol de las far, sugieren que haya un regreso a lo militar, velar por las fronteras, defensa civil y ponerse del lado del pueblo. Tanto la realidad de las far como la cubana en general muestran inmovilismo y apatía. La apertura al turismo y al cuentapropismo que impulsó Raúl Castro se ha ido debilitando por la llegada de Trump a la Casa Blanca y el descalabro de la economía venezolana (el gran aliado que subvenciona a la economía cubana). Por otra parte, la «curiosidad» por Cuba fue muy efímera: la visitaron Obama, Chanel, Fast and Furious, los Rolling Stones y las Kardashians. En 2017, también llegaron 4,7 millones de turistas, pero la isla no ofrece comodidades para tantas personas. Los turistas curiosean lo que significa seguir viviendo en los años 50 (y no solo por los autos que circulan por las calles) y regresan felices al siglo xxi.

Las far siguen inmersas en la Guerra Fría tanto en sus doctrinas como en su armamento y su manera de entender el mundo. Por razones estratégicas, la mayoría de sus integrantes no habla con extranjeros y solo se relaciona con cubanos para repetir las glorias de los primeros años de la Revolución. No publican su presupuesto, ni cifras de personal. No hay estadísticas. Ni fotos. No son visibles. Y el analista que intenta estudiarlas termina preguntándose si realmente existen hoy unas far o simplemente hay un grupo de hombres y mujeres con entrenamiento militar que cumplen funciones en el terreno económico en un país un tanto a la deriva, estancado y cada vez más solo.

  • 1.

    Como siempre en el caso de los estudios cubanos, es importante recordar las dificultades para obtener información confiable o realizar entrevistas con actores relevantes. La información y el análisis que se presentan en este artículo son el resultado de una investigación realizada gracias a los aportes de la Universidad Torcuato Di Tella (utdt) de Buenos Aires y la Saint Louis University-Madrid Campus. Gracias a los fondos recibidos, el proyecto Diálogos sobre Cuba, dirigido por Rut Diamint y la autora, financió tres viajes a la isla con visitas a La Habana, Santa Clara y Cienfuegos y la organización de seminarios en Miami, Buenos Aires y Madrid. Desde 2016 se han realizado 53 entrevistas en Cuba con militares retirados, académicos, periodistas, artistas, médicos y cuentapropistas. Algunos de ellos apoyan al gobierno, otros son críticos y otros son abiertamente opositores. En los últimos años hemos asistido a dos congresos internacionales del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de Cuba y hemos presentados papers sobre las far en la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política (alacip), Montevideo, y la Latin American Studies Association (lasa), Barcelona. Aun así, sabemos que la falta de información puede empañar nuestro análisis.

  • 2.

    Ignacio Isla: «Cuba: ¿un ejército para el siglo XXI?» en El Confidencial, 2/1/2017.

  • 3.

    Agencia EFE: «Cuba concluye ejercicio militar ‘Bastión 2016’ con ‘calidad y entusiasmo’» en El Nuevo Herald, 18/11/2016.

  • 4.

    La Ley de la Defensa es de 1994 y se encuentra disponible en www.cubadefensa.cu/?q=ley75.

  • 5.

    El Periodo Especial se extendió entre 1990 y 1993, cuando el pib se contrajo aproximadamente 36% tras la desintegración de la urss. En 1994 comenzó una leve recuperación, pero fue el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela lo que realmente le dio oxígeno a la Revolución Cubana.

  • 6.

    Juan Jesús Aznárez: «El Ejército controla la economía de Cuba» en El País, 11/2/2007.

  • 7.

    La nota incluye una larga lista de hoteles que son parte de cadenas españolas pero tienen acuerdos con la empresa Gaviota, que pertenece a las FAR. V. «¿Cuáles son los lugares en Cuba que eeuu ha prohibido a sus ciudadanos?» en Cubanet, 11/11/2017.

  • 8.

    J.J. Aznárez: «El hombre más buscado de Cuba» en El País, 18/10/2015.

  • 9.

    Entrevistas realizadas en el marco del proyecto Diálogos sobre Cuba.

  • 10.

    Por ejemplo, v. Lenier González Maderos: «Las Fuerzas Armadas y el futuro de Cuba» en Espacio Laical, suplemento digital No 224, 3/2013 y Myriam Celaya: «Militares empresarios, ¿el destino de Cuba?» en Cubanet, 1/3/2016.

  • 11.

    Edward George: The Cuban Intervention in Angola, 1965-1991: From Che Guevara to Cuito Cuanavale, Frank Cass, Nueva York, 2005.

  • 12.

    Ron Soodalter: «Over Where? Cuban Fighters in Angola’s Civil War» en HistoryNet, primavera de 2016.

  • 13.

    Este fue un comentario que realizó uno de los panelistas cubanos –joven actor y dramaturgo residente en la isla– en las actividades realizadas en el marco de Diálogos sobre Cuba.



Newsletter

Suscribase al newsletter