Opinión
agosto 2023

¿Por qué reclamar la libertad de Boris Kagarlitski?

El pasado 25 de julio, el intelectual socialista ruso Boris Kagarlitski fue detenido bajo la acusación de «justificación del terrorismo» por el Servicio Federal de Seguridad (FSB) y trasladado inmediatamente a la ciudad de Syktyvkar, a 1.300 km de Moscú. Allí, en una audiencia cerrada y sin la presencia del abogado defensor de Kagarlitski, la Corte decidió que permanezca detenido hasta su juicio en el mes de septiembre, que podría valerle una larga condena de cárcel. Sus posicionamientos recientes muestran la imposible convivencia entre puntos de vistas de izquierda y el régimen ruso.

<p>¿Por qué reclamar la libertad de Boris Kagarlitski?</p>

El destacado pensador de izquierda ruso Boris Kagarlitski se enfrenta a una condena de hasta siete años de prisión por «justificación del terrorismo», aunque está claro para todos, incluidos los partidarios de Vladímir Putin y de su guerra de agresión en Ucrania, que fue arrestado por sus opiniones contra la guerra.

Kagarlitski es quizás el pensador marxista más destacado en el espacio postsoviético, conocido en círculos académicos y políticos dentro y fuera de Rusia. Fue arrestado el 25 de julio después de escribir en una publicación en redes sociales que el ataque de octubre de 2022 contra el puente de Crimea en Rusia, que se creía que era obra de Ucrania, era entendible «desde un punto de vista militar». Su caso es solo uno de los cientos de procesos policiales contra pacifistas rusos.

Su arresto ha desatado un acalorado debate sobre la solidaridad y sobre si Kagarlitski la merece, dados sus posicionamientos anteriores.

Habiendo comenzado a finales de la Unión Soviética como disidente de izquierdas y marxista clandestino, Kagarlitsky, que ahora tiene 64 años, fue quizá la única persona de esta comunidad que logró un amplio reconocimiento en Rusia y en la región tras la caída de la URSS manteniendo sus convicciones socialistas. Varias generaciones han crecido con los libros y conferencias de Kagarlitski, y sus evaluaciones de los acontecimientos políticos en los países postsoviéticos se han convertido en una guía para los observadores occidentales. Se ha transformado en una figura emblemática de la izquierda rusa.

Por lo tanto, su rechazo público a la invasión a gran escala de Ucrania solo podía enfurecer a las autoridades rusas. Su arresto demuestra que ni siquiera los intelectuales públicos de renombre internacional, que tienen conexiones en los altos círculos políticos, están a salvo de la represión.

Apoyo a la anexión de Crimea 

Pero las opiniones de Kagarlitski sobre la guerra en Ucrania no siempre han sido las mismas. Tras la revolución ucraniana del Euromaidán, fue un partidario entusiasta de la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 y de los movimientos separatistas prorrusos en el Dombás, en los que vio ciertos rasgos progresistas «antiimperialistas». Como dijo en 2015: «Novorossiya [Nueva Rusia] no es un proyecto, sino un movimiento, un sueño, un objetivo público». El sitio web que dirigía, Rabkor, hizo lo mismo, diciendo que «la forma de poner fin a la guerra civil en Ucrania es a través de... [el reconocimiento de Kiev de] la derrota en su guerra contra el sur rebelde», es decir, de las llamadas «repúblicas populares» del Dombas.

A muchos de los que crecieron leyendo sus trabajos les resultó difícil leer esos artículos, ya que sentían que aquel autor había sido reemplazado por alguien completamente diferente.

Kagarlitski se convirtió en invitado frecuente en la televisión estatal rusa, donde comentaba las operaciones militares de Rusia en el Dombás. Su nuevo entorno estaba dominado por personas asociadas a la llamada «izquierda patriótica» de Rusia, que a menudo ocupaba posiciones conservadoras e imperialistas. Las conclusiones que Kagarlitski extrajo de la teoría de los sistemas mundiales (un marco analítico que enfatiza las tendencias políticas y económicas a largo plazo fuera de los Estados nacionales) correspondían a los objetivos expansionistas del Estado ruso.

Si se presenta la política mundial exclusivamente como una confrontación entre la periferia y el centro del mundo, no es difícil imaginar la guerra de 2014-2015 en el Dombás como uno de los focos de esta confrontación. Según esta óptica, Rusia se ha convertido (incluso sin saberlo) en una especie de vanguardia de la lucha antiimperialista, para ayudar supuestamente al Sur global a liberarse de la hegemonía de Occidente.

Kagarlitski también expresó su esperanza de que, bajo el peso de los nuevos desafíos históricos, el régimen ruso ponga fin al neoliberalismo y se transforme en un sistema más progresista. Pero cuando quedó claro que esta esperanza no era realista y que tal posición era solo un apoyo de izquierda al régimen de Putin y sus aventuras imperiales, comenzó a revisar sus puntos de vista.

Cambio de perspectiva 

Las evaluaciones políticas de Kagarlitski comenzaron a cambiar en 2017, cuando la vida política rusa volvió a ser «interesante». Parece haberse dado cuenta de que se había metido en un espacio bastante desagradable y de que era hora de alejarse en dirección a la oposición rusa, un lugar mucho más natural para él como representante de la intelectualidad progresista del país.

Chocó así con los políticos conservadores que aplaudieron la brutal represión de la policía contra las protestas juveniles. Comenzaron a aparecer comentarios inequívocos sobre la necesidad de derrocar a los altos funcionarios rusos y al propio líder supremo. Kagarlitski también trató de mostrar que las declaraciones de Putin sobre Rusia como una «fortaleza asediada» no eran más que ridículas autojustificaciones de un régimen corrupto.

En 2020, apoyó las principales protestas contra Aleksandr Lukashenko en Bielorrusia y pidió a los rusos que aprendieran de sus vecinos. En 2021, apoyó las protestas en defensa del líder opositor Alekséi Navalny, detenido a su regreso del extranjero, y pidió su liberación. La aversión de Kagarlitski por el sistema actual y por el propio Putin ha crecido tanto que está dispuesto a dedicar programas completos en su canal Rabkor de YouTube a discutir los rumores sobre la mala salud del presidente. Ni siquiera ocultó su esperanza de que la «espera» no fuera tan larga.

El 24 de febrero de 2022, el Ejército ruso comenzó su invasión a gran escala de Ucrania. Kagarlitski tomó de inmediato una postura firme contra la agresión rusa, calificándola como una siniestra aventura de un régimen condenado al fracaso.

Cuando se le preguntó por su cambio de actitud hacia Ucrania, respondió: «La víctima puede ser una mala persona, pero sigue siendo una víctima. Polonia en la década de 1930 era un Estado muy reaccionario, pero cuando Alemania la atacó, ella fue víctima de un agresión y ella tenía todo el derecho a ser apoyada y beneficiada con cierta simpatía para repeler el ataque». No dudó en comparar a Rusia con los más oscuros agresores del pasado.

Desde la invasión, el canal de YouTube de Kagarlitski y el sitio web de Rabkor han publicado contenido contra la guerra desde posiciones marxistas, dirigidas a la izquierda rusa más que a la audiencia liberal tradicional de los medios de oposición. Otras fuerzas de izquierda contra la guerra e incluso liberales comenzaron a aparecer durante las transmisiones en vivo de Kagarlitski, personas que hace ocho años estaban en el bandoopuesto al suyo.

Como señaló otro bloguero contra la guerra, Alexander Shtefanov, las actividades de Kagarlitski se han vuelto peligrosas para las autoridades rusas, ya que han creado puntos de encuentro para una amplia gama de oposición antiguerra, y específicamente para aquellos que permanecieron en Rusia.

En 2022, las autoridades lo declararon «agente extranjero», insinuando que era hora de que abandonara el país. Pero Kagarlitski decidió quedarse, a pesar del riesgo real de ir a prisión, lo que ahora ha sucedido. Este es sin duda un acto muy valiente y honorable.

Contra la guerra, contra Putin

¿Ha renunciado Kagarlitski a sus puntos de vista anteriores? Probablemente no. Kagarlitski adhiere a la teoría del «acontecimiento absoluto» según la cual ni los fracasos ni los méritos del pasado importan cuando se enfrenta una crisis como la guerra de Rusia contra Ucrania. Más bien, son sus actitudes y acciones las que importan.

El enfoque de Kagarlitski es muy práctico. En lugar de excluir a los aliados potenciales, asume que la coalición contra el «acontecimiento absoluto» será abierta e incluyente.

La actividad mediática de Kagarlitski desde febrero de 2022 ha dado forma a las opiniones contra la guerra de miles de rusos. De hecho, sus posturas en 2014 y 2015 pueden haberlo ayudado, permitiéndole llegar a aquellos con puntos de vista patrióticos moderados, que nunca habrían sido ganados por agitadores con un historial ideal y una posición sin ambigüedades.

Es posible que Kagarlitski haya respaldado alguna vez a secciones de la izquierda patriótica rusa que anhelan la expansión territorial. Pero ninguna otra fuerza de izquierda conocida ha hecho más que Kagarlitski para inculcar en miles de rusos una idea simple: el régimen de Putin es criminal, la invasión de Ucrania es criminal, no tiene justificación y hay que oponerse a ella.

Algunos todavía no pueden perdonarlo por su conducta pasada, pero fue arrestado por sus creencias sinceras y sus acciones contra la guerra. Solo por eso merece la solidaridad internacional.

La campaña por su liberación es importante por otras razones. Sin un movimiento contra la guerra dentro de la propia Rusia, será muy difícil, si no imposible, poner fin a la guerra en Ucrania. La sociedad rusa está lejos de ser ideal, por supuesto, pero es solo de esta sociedad imperfecta, con su gente imperfecta y sus biografías imperfectas, de donde puede surgir un movimiento contra la guerra y contra el gobierno.

Cualquiera que retrase este movimiento está haciendo daño. Durante los últimos 18 meses, Kagarlitski lo ha estado impulsando.

Nota: la versión original de este artículo en inglés se publicó en Open Democracy el 1/8/2023 y está disponible aquí.



Newsletter

Suscribase al newsletter