Tema central
NUSO Nº 301 / Septiembre - Octubre 2022

Turquía y Rusia: equilibrio geopolítico y antioccidentalismo

La guerra en Ucrania aumentará la presión sobre la política de equilibrio de Turquía, hará más nítido el papel del antioccidentalismo en las relaciones entre Ankara y Moscú y rediseñará las relaciones de Turquía con Rusia y Occidente. Pero a pesar de las similitudes en sus discursos, los antioccidentalismos turco y ruso se manifiestan de manera diferente en términos políticos. Al mismo tiempo, el revisionismo geopolítico de Rusia está destinado a hacer que Turquía y Occidente se acerquen relativamente en asuntos geopolíticos y estratégicos.

Turquía y Rusia: equilibrio geopolítico y antioccidentalismo

El ritmo y la profundidad de los acontecimientos en las relaciones entre Turquía y Rusia desde 2016 han sido interesantes. El descontento con Occidente ha sido un factor importante para mejorar rápidamente los lazos. De hecho, podría decirse que fue el antioccidentalismo lo que creó la política de equilibrio geopolítico de Turquía entre Rusia y Occidente, junto con la interpretación de que se estaba gestando un orden global multipolar. La estrecha relación con Rusia ha provocado nuevos distanciamientos entre Turquía y Occidente. Sin embargo, a pesar de su descontento compartido con Occidente, el antioccidentalismo ruso y el turco difieren en su naturaleza, origen y manifestación.

El antioccidentalismo turco tiende a ser selectivo y centrado en las políticas, mientras que la versión rusa es más estructural y abarcadora. Por ejemplo, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, declaró que el objetivo central de la invasión rusa a Ucrania era poner fin al predominio estadounidense y occidental en el sistema internacional1. A diferencia de Rusia, Turquía se beneficia del sistema internacional centrado en Occidente que critica. Estas diferencias tienen importantes consecuencias políticas. La invasión de Ucrania también ha introducido una serie de nuevas dinámicas en el triángulo Turquía-Rusia-Occidente. La política de equilibrio geopolítico de Ankara está entrando en un terreno difícil, si no inviable, ya que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (otan) y Occidente tratan a Rusia explícitamente como enemiga. Es probable que el costo de una política de este tipo aumente. Pero incluso si el equilibrio se volviera inviable, Ankara se esforzaría por mantener alguna forma de relación bilateral funcional con Moscú.

Política de equilibrio geopolítico y relaciones bilaterales funcionales

La principal diferencia entre la política de equilibrio geopolítico de Turquía y el objetivo de mantener relaciones bilaterales funcionales con Rusia es el alcance de la cooperación. Entablar una relación bilateral funcional significaba cultivar lazos económicos, energéticos y políticos, pero no se extendía a los estratégicos campos de la cooperación geopolítica y la industria de defensa. El equilibrio geopolítico, por su parte, involucra cooperación estratégica, adquisición de material militar (compra del sistema de defensa aérea ruso s-400) y compromiso geopolítico en zonas conflictivas en Siria, Libia y Nagorno Karabaj. La política de equilibrio es impulsada por el descontento con Occidente y se basa en una lectura particular de la política global, que Ankara considera cada vez más multipolar y menos centrada en Occidente (si no postoccidental). Contribuyó también el hecho de que Ankara considere que Occidente carece de cohesión interna, dadas ciertas señales de fragmentación entre Europa y Estados Unidos (especialmente durante la presidencia de Donald Trump) y dentro de Europa después del Brexit. Por el contrario, incluso los líderes más prooccidentales de Turquía, como Süleyman Demirel y Turgut Özal, han buscado mantener y mejorar las relaciones bilaterales funcionales con Rusia. A lo largo de toda la historia moderna de Turquía, Ankara ha buscado en varias ocasiones la ayuda de Moscú para desarrollar su industria pesada, por ejemplo, en el caso de la planta siderúrgica de Iskenderun.

Las relaciones bilaterales funcionales con Moscú y el equilibrio geopolítico entre Rusia y Occidente no se excluyen mutuamente, pero por cierto difieren. La búsqueda de relaciones bilaterales funcionales pone al gobierno turco en funciones en línea con gran parte de la historia política de Turquía, mientras que su política actual de equilibrio geopolítico constituye un experimento en ruptura con la tradición. Los imperios otomano y ruso se enfrentaron en 13 guerras2, lo que hizo que las elites otomana y turca fueran muy conscientes de las ambiciones geopolíticas y la proyección de poder de Rusia. Como resultado, estas elites siempre buscaron alianzas con las potencias occidentales para contrarrestarlas.

La era que se extiende desde la guerra de independencia, aproximadamente en 1919, hasta mediados de la década de 1930 es el único periodo en el que Turquía buscó un equilibrio geopolítico o estratégico comparable entre Rusia/la Unión Soviética y Occidente. Los bolcheviques dieron una importante ayuda financiera durante la guerra de independencia y, luego, a la joven república3. En 1921, la urss devolvió a Turquía tres provincias orientales que en 1878 habían quedado bajo el control del Imperio Ruso. En 1925 se firmó un tratado de amistad y neutralidad, del cual la urss se retiró unilateralmente en 1945. Los discursos y la política del antiimperialismo dieron forma al marco general de la relación durante este periodo. La joven República de Turquía, como Estado postimperial que había librado recientemente una guerra de independencia contra las potencias imperiales europeas, era muy consciente de las ambiciones geopolíticas de estas últimas y de su propensión a interferir en los asuntos internos de los Estados más débiles. Esta primera política de equilibrio duró más o menos hasta los preparativos de la Convención de Montreux de 1936, que otorgó a Turquía el control de los estrechos de los Dardanelos y el Bósforo.

Ningún gobierno turco anterior al de Recep Tayyip Erdoğan había establecido relaciones estratégicas, militares y geopolíticas tan profundas con Moscú. Sin embargo, es necesario distinguir matices. Ambos momentos (Atatürk/Lenin y Erdoğan/Putin) se asemejan, en parte, en el sentido de que contienen un alto grado de relaciones bilaterales funcionales, así como una política de equilibrio geopolítico. Sin embargo, también difieren en aspectos importantes. La otan no existía antes de la Segunda Guerra Mundial; Ankara se unió a la Alianza Atlántica en 1952, lo que ancló a Turquía a la estructura de seguridad occidental. Además, dejando de lado a la urss, durante la primera experiencia de acercamiento no existían otros centros de poder alternativos (a Occidente) importantes. Ahora, en cambio, hay múltiples centros de poder en la política mundial: Occidente, Rusia y China, por nombrar los principales. Además, las potencias regionales son cada vez más relevantes.

Política de equilibrio insostenible, enemistad prohibitiva

Por razones que incluyen el sostenimiento de su política de equilibrio, Turquía ha mostrado disposición, por el momento, a actuar como mediadora entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, una mediación no asoma como opción para el conflicto, ya que Moscú parece aferrarse a una solución militar4. Los esfuerzos turcos de mediación también sirven a sus propios intereses: una mayor visibilidad para el presidente Erdoğan y un rol destacado de Turquía en el escenario internacional, ambos elementos bien vistos por el público nacional. Es más: estas iniciativas diplomáticas también hacen que el equilibrio residual y la no participación de Turquía en las sanciones occidentales sean más aceptables para los actores occidentales. Finalmente, a medida que la guerra sigue su curso, Turquía ha ido explorando formas de desempeñar más roles (humanitarios, diplomáticos o geopolíticos) y de hacerse relevante para diferentes actores de distintas maneras. Un ejemplo de ello es el reciente papel facilitador de Ankara en un intercambio de prisioneros entre eeuu y Rusia: el intercambio del piloto ruso Konstantin Yaroshenko por el ex-marine estadounidense Trevor Reed tuvo lugar en Turquía5. El acuerdo se logró después de que Erdogan llamara a Putin, y tanto Washington como Moscú agradecieron públicamente a Ankara por el rol que había desempeñado6. Además, adoptar la imagen de un actor interesado en la mediación y la diplomacia también sirve a los intereses rusos. Al evidenciar una apertura a la diplomacia, probablemente no genuina, Moscú espera sembrar discordia entre los diferentes actores occidentales y evitar más sanciones y que los países no occidentales se alineen con Occidente.

Sin embargo, si la guerra se prolonga, es probable que Turquía se encuentre en una posición bastante difícil. El equilibrio estratégico de Ankara se volverá cada vez más inviable, ya que la otan considera abiertamente que Moscú es su enemigo y una amenaza para la seguridad europea. Al mismo tiempo, la invasión de Ucrania y el revisionismo geopolítico ruso en el espacio postsoviético intensifican la percepción de amenaza e inseguridad que tiene Turquía. De hecho, el desafío que Rusia plantea potencialmente a la seguridad de Turquía se ha vuelto más directo, ya que la zona buffer que antes proporcionaban Ucrania y Georgia ha sido erosionada por la guerra ruso-georgiana en 2008, la anexión rusa de Crimea en 2014 y la actual invasión de Ucrania.

Ankara, no obstante, tampoco puede permitirse una abierta hostilidad hacia Moscú. Ningún país occidental está tan económica como geopolíticamente expuesto a Rusia como Turquía. Obviamente, los Estados bálticos y Polonia son vulnerables en términos militares, pero un ataque contra cualquiera de ellos normalmente desataría una respuesta conjunta de la otan. Moscú puede imponer costos militares y geopolíticos a Turquía sin desencadenar una respuesta de la otan, porque ambos países están involucrados en muchos conflictos que no quedan dentro de los compromisos de seguridad de la alianza atlántica: Siria, Libia y Nagorno Karabaj. Por ejemplo, Moscú podría llevar a cientos de miles de refugiados de la provincia siria de Idlib hacia la frontera turca. Sin embargo, ahora que está empantanada en Ucrania, a Rusia podría no apetecerle tanto una escalada en Idlib o un enfrentamiento en el noroeste de Siria.

En términos económicos, Rusia es el proveedor de energía y cereales más importante de Turquía y aportó 19% de los turistas que visitaron suelo turco en 2021. Casi 80% de los cereales que compra Turquía, tanto para su industria alimentaria orientada a la exportación como para consumo interno, proviene de Rusia y Ucrania7. Asimismo, más de un tercio del gas que necesita Turquía es importado de Rusia. Turquía también intentará sacar provecho de las sanciones y el aislamiento ruso, con la esperanza de atraer parte de los negocios internacionales que huyen de Rusia y llenar algo del vacío que dejó la salida de empresas occidentales en el mercado ruso. Es de esperar que otros países, como la India, hagan lo mismo.

De acuerdo con estos objetivos, Turquía está explorando sistemas de pago alternativos para mantener e incluso expandir sus vínculos económicos con Rusia. El ministro de Finanzas de Turquía, Nureddin Nebati, anunció que «los turistas rusos no tendrán problemas para realizar pagos en Turquía, ya que el sistema ruso de pagos Mir sigue creciendo en el país. La tarjeta Mir es aceptada por aproximadamente 15% de los comercios, y los bancos están distribuyendo más en este momento»8. Huelga decir que el uso de este sistema de pago alternativo no se limitará a la industria del turismo. A pesar de estos factores, la profundidad, la duración y la brutalidad de la invasión rusa y la naturaleza y el alcance de la respuesta occidental pesarán mucho en la política turca en el próximo periodo. Además, es probable que el carácter sistémico de las sanciones occidentales tenga impacto en el comercio entre Rusia y Turquía.

Antiimperialismo, antioccidentalismo: variedades de descontento con Occidente

Como uno de los principales impulsores de la política de equilibrio geopolítico, el antioccidentalismo o el descontento con Occidente ha llegado a significar diferentes cosas para Turquía, según la época. Y hay matices: el descontento con Occidente y el antioccidentalismo no son necesariamente intercambiables. El descontento tiende a estar basado en problemas, mientras que el antioccidentalismo describe una postura política e ideológica más integral. Sin embargo, una acumulación de descontentos, como ocurre en Turquía, alimenta y sostiene un antioccidentalismo generalizado en la elite y la sociedad. Esto puede hacer que a veces los dos términos se vuelvan indistinguibles. Además, las elites pueden explotar el descontento en temas específicos para servir a visiones políticas e ideológicas antioccidentales más amplias. Los discursos antioccidentales turco y ruso tienen similitudes, pero sus respuestas políticas y aspiraciones geopolíticas difieren. Y eso evita que sus respectivos antioccidentalismos se conviertan en una visión compartida y una postura sobre el orden global.

El descontento de Turquía con Occidente tiene básicamente dos aspectos: el político y el geopolítico. En el ámbito político, una serie de factores han generado discordia entre Turquía y Occidente y provocado un descontento mutuo, si no animosidad: desde la oposición de Europa al ingreso de Turquía a la Unión Europea, a menudo centrada en cuestiones vinculadas a la identidad, hasta la personalización del poder y el giro autoritario en la política interna de Turquía; desde la tibia respuesta de Occidente al intento de golpe de Estado de 2016 hasta el destripamiento del Estado de derecho en la era posterior al golpe.

El descontento geopolítico de Ankara con Occidente tiene múltiples orígenes. El apoyo de Washington a los kurdos sirios liderados por el Partido de la Unión Democrática (pyd, por sus siglas en kurdo) y las disputas de Turquía con la ue y las potencias europeas en el conflicto del Mediterráneo oriental son dos cuestiones importantes. Occidente, por su parte, está en desacuerdo con las operaciones militares de Turquía en Siria, sus actividades de perforación en aguas en disputa y su postura militar en el Mediterráneo oriental. Muchos en Occidente vieron la adquisición por parte de Turquía del sistema de defensa aérea ruso s-400 como una manifestación de una nueva identidad geopolítica basada en el equilibrio, en lugar de verla como una simple compra de material de defensa. Cabe señalar que Turquía ha tomado hace poco tiempo medidas para comprar equipamiento militar a proveedores occidentales: tuvo un acercamiento a eeuu para adquirir 40 nuevos aviones de combate f-16 y kits de modernización para sus flotas existentes, y a Francia e Italia, para una potencial cooperación en la producción conjunta de los sistemas de defensa Eurosam samp/t9. Estas iniciativas son importantes y pueden ser interpretadas como el reconocimiento indirecto de Ankara de los límites de su política de equilibrio, que incluía la cooperación con Rusia en la industria de defensa.

El actual antioccidentalismo de Turquía y Rusia está principalmente centrado en eeuu. Ambos países experimentan ansiedad en relación con el orden internacional centrado en eeuu/Occidente. Sin embargo, como se señaló anteriormente, lo que importa –en términos de las consecuencias del antioccidentalismo en sus enfoques del orden global– es la diferencia en sus respuestas políticas y aspiraciones. Erdoğan y Putin pueden emplear discursos similares para elogiar la multipolaridad en la política global, criticar la hegemonía occidental, enfatizar el marco del Estado-nación y mostrar sospechas hacia las instituciones supranacionales, pero eso no significa que compartan una visión común del sistema internacional o que tengan un rumbo político compartido para abordar su descontento con Occidente. A diferencia del antiimperialismo del pasado, en especial inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, que promovió un lenguaje más universal y una visión potencialmente compartida del orden global a través de las diversas manifestaciones del tercermundismo y los movimientos de no alineados, el actual antioccidentalismo representa en gran medida una postura más nacionalista y carece de esa visión universal. De hecho, rechaza el universalismo y el globalismo, o habla de universalismos alternativos. Para enmarcar la discusión en un nivel más amplio, los Estados poscoloniales de África y Asia, impulsados por el antiimperialismo, se reunieron en Bandung, Indonesia, en 1955, para promover una visión alternativa del orden mundial: una visión que tuviera repercusión global. ¿Podría una Conferencia de Bandung con los actuales actores antioccidentales ofrecer una visión compartida del orden global? La respuesta es no. A pesar de compartir ciertos reclamos a Occidente y justificadas críticas al actual sistema internacional, son el particularismo y el nacionalismo, más que las aspiraciones transnacionales o las ideas globales, los que dan forma a gran parte del antioccidentalismo contemporáneo. En lugar de heredar el legado del antiimperialismo, el antioccidentalismo contemporáneo emplea sus símbolos y, hasta cierto punto, su lenguaje, pero de una manera muy distorsionada.

Además, Rusia está tratando de desarrollar un lenguaje civilizatorio y basado en valores para justificar su invasión, mientras que el lenguaje civilizatorio ha ido desapareciendo de la política exterior turca. En su lugar, está ganando terreno un discurso más nacionalista y basado en intereses. Del mismo modo, desde Pedro el Grande hasta Putin (quizá dejando de lado la era soviética), Rusia se ha visto a sí misma como parte del Occidente cultural y ha tratado de definir su lugar en el mundo en relación con Occidente10. Turquía, como parte del Occidente institucional, en particular después de la Segunda Guerra Mundial, ha intentado definir su lugar dentro de ese ámbito11.

Los reclamos de Rusia son más amplios y de naturaleza relativamente estructural, mientras que los de Turquía son más selectivos y en gran medida se basan en ciertas temáticas específicas. Rusia siempre ha querido negociar el futuro de la seguridad europea con eeuu, no con los europeos, y ha buscado la paridad con la potencia norteamericana en los asuntos internacionales. Se opuso a la expansión de la otan desde principios de la Posguerra Fría, pero era demasiado débil para detener el proceso. En contraste, Ankara codicia una mejora en su estatus en los asuntos internacionales, busca la paridad con las principales potencias europeas como Francia, Alemania y Gran Bretaña, y critica ciertas políticas de eeuu y la ue. Pero también es miembro de la otan. Es, a la vez, crítica y beneficiaria del orden internacional centrado en Occidente. A pesar de algunas aspiraciones superpuestas de ambos países, como el rechazo en el caso de Moscú y la inquietud de Ankara por la hegemonía o primacía estadounidense en los asuntos internacionales, el descontento de los dos países con Occidente no ha llegado a conformar una visión compartida del orden internacional. La oposición a la expansión de la otan y la ue tiene un lugar central en la manera en que Rusia afronta el sistema internacional. Por el contrario, Ankara ha apoyado en buena medida ambos procesos. La única excepción fue la postura actual de Turquía en cuanto a las solicitudes de membresía por parte de Suecia y Finlandia. Ankara condicionó la aprobación de sus solicitudes principalmente a que ambos países cambiaran su presunta laxitud hacia el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (pkk, por sus siglas en kurdo), se abstuvieran de cualquier forma de apoyo a las Unidades de Protección Popular (ypg, por sus siglas en kurdo) kurdas en Siria y levantaran el embargo de armas que impusieron a Turquía tras la intervención militar de este país en Siria en 2019. A pesar de ello, el intento turco de aprovechar las solicitudes de membresía de Suecia y Finlandia para obtener alguna ventaja no se originó en su oposición a la ampliación de la otan. Sin embargo, este episodio disminuirá aún más el nivel de confianza entre Turquía y muchos miembros de la otan y profundizará la frustración mutua. Además, mientras que Turquía ha apoyado una y otra vez la reforma del sistema de las Naciones Unidas, sobre todo del Consejo de Seguridad, Rusia lo defiende celosamente.

El revisionismo ruso acerca a Turquía al Occidente geopolítico

Mientras que el descontento con Occidente y el antioccidentalismo han facilitado las relaciones cordiales y cooperativas entre Moscú y Ankara, el revisionismo geopolítico ruso casi invariablemente ha empujado a Turquía más cerca de Occidente. La lógica aquí es sencilla. En primer lugar, el revisionismo ruso plantea amenazas directas a la seguridad turca. Históricamente, el centro de gravedad de la rivalidad entre turcos y rusos ha sido el Mar Negro. Desde la perspectiva turca, las acciones de Rusia –desde la guerra en Georgia hasta la anexión de Crimea y la invasión en Ucrania– inclinan decisivamente el fiel de la balanza de poder en esta región a favor de ese país. Si bien es posible que la política de Rusia tenga en cada uno de estos casos matices específicos y contextuales, en conjunto apuntan a un resultado inequívoco: el revisionismo ruso en el espacio postsoviético y la aspiración a convertir la región en una esfera de dominación. Esto solo agravará la percepción de amenaza que tienen los turcos frente a Moscú.

En segundo lugar, el espacio postsoviético también es el vecindario de Turquía. Si tiene éxito, la política rusa restringirá el margen de maniobra geopolítico de Ankara en esta región y socavará su estatus desde el Mar Negro hasta los Balcanes y del sur del Cáucaso hasta Asia Central. Además, los intereses turcos y occidentales están ampliamente alineados en estas regiones, por lo que es probable que el revisionismo geopolítico de Moscú acerque relativamente a Turquía y Occidente.

Convergencia con Occidente, pero ¿con qué Occidente?

Las crisis recientes están ampliando el territorio en común entre Turquía y Occidente. La pregunta es con qué Occidente está convergiendo Turquía. En términos generales, se pueden distinguir cuatro interpretaciones diferentes de Occidente en Turquía en general, y dentro del sector gobernante en particular12.

En primer lugar, tenemos la idea del Occidente cultural. Este puede interpretarse como un proceso de secularización y modernización social y política, en sus concepciones «occidentales». Mientras que el segmento secular de la sociedad turca se identifica más con este Occidente cultural (y no necesariamente con el Occidente político, que será analizado más adelante), el segmento conservador/islámico de la sociedad tiende a sentirse incómodo con este aspecto. En consecuencia, el antioccidentalismo de este último grupo se ha basado en gran medida en una idea culturalista de Occidente, lo que refleja esencialmente una reconciliación incompleta y, en ocasiones, un rechazo a la modernidad y el secularismo «occidentales».

En segundo lugar, tenemos a Occidente como punto de referencia para la transformación interna de Turquía. En términos históricos (en los últimos dos siglos), esto significa que Occidente/Europa sirve como modelo para la transformación política interna, la democratización y la modernización económica de Turquía. Por ejemplo, a finales de la década de 1990 y comienzos de la de 2000, el país introdujo una serie de importantes paquetes de reforma y democratización como parte de su campaña para armonizar su sistema político, legal y económico con el de la ue.

En tercer lugar, Occidente como ancla geopolítica. Esta interpretación ha tenido consecuencias de magnitud para la política exterior y de seguridad de Turquía. Desde esta perspectiva, Occidente no era simplemente un centro de poder como otros; durante mucho tiempo fue considerado como el ancla geopolítica indispensable de Turquía. Esto difiere de la interpretación de los últimos años, que ve cada vez más a Occidente como un centro de poder entre otros tantos. Convertirse en parte del Occidente geopolítico/estratégico ha sido una aspiración constante a lo largo de la historia turca desde finales del imperio otomano hasta la Turquía moderna13. Desde este punto de vista, lo indispensable era, en buena medida, que Turquía filtrara parcialmente sus relaciones con las principales potencias no occidentales a través de su identidad geopolítica occidental o la identidad geopolítica de la otan.

Pero en los últimos años, Occidente no ha sido percibido ni como un ancla geopolítica ni como indispensable para Turquía. Si bien Turquía evitó comprometerse con la industria de defensa soviética durante la Guerra Fría, en 2017 adquirió el sistema de misiles s-400, de fabricación rusa. El revisionismo geopolítico ruso está, sin embargo, empujando a Turquía hacia Occidente. Es probable que ahora Ankara sea más consciente del costo de sus compromisos estratégicos y de seguridad con Moscú. Pero también es probable que Rusia salga de la guerra debilitada y muy aislada. A pesar de la naturaleza más directa de la amenaza rusa actual, este debilitamiento de Rusia podría reducir la percepción turca de la inmediatez de la amenaza. Entonces, para Turquía, como se indicó anteriormente, la amenaza rusa se ha vuelto cercana, cada vez más directa, pero probablemente no inmediata por el momento.

A pesar del resurgimiento geopolítico de Occidente, es probable que Ankara vea un mundo multipolar que sirve mejor a sus intereses, y es poco probable que abandone su búsqueda de autonomía en su política exterior. En otras palabras, la inviabilidad del equilibrio geopolítico no significa que Ankara vaya a abandonar su búsqueda de autonomía estratégica, pero el contexto de la búsqueda ha cambiado drásticamente. Nunca fue impulsada únicamente por el descontento con Occidente. Turquía siguió esta política incluso cuando sus relaciones con Occidente eran más amigables, porque la búsqueda se basaba en una lectura particular de los asuntos internacionales. La creciente capacidad de Turquía en los últimos años, en particular en la industria de defensa, también le permite emprender acciones y políticas unilaterales a un costo relativamente menor. Además, a pesar de toda la convergencia geopolítica, siguen existiendo fuentes de descontento en las relaciones entre Turquía y Occidente. En otras palabras, el revisionismo geopolítico ruso está destinado a acercar a Turquía al Occidente geopolítico, pero es dudoso que este proceso haga que el Occidente geopolítico sea tan indispensable para Turquía como lo fue durante la Guerra Fría, o que funcione como un ancla geopolítica de la manera en que lo hizo entonces.

En cuarto lugar, Occidente como conjunto de instituciones (el Occidente institucional). Ankara da mucha importancia a pertenecer a instituciones occidentales como la otan, la Unión Aduanera de la ue y el Consejo de Europa (con el Tribunal Europeo de Derechos Humanos). Estas instituciones son de naturaleza geopolítica, económica y normativa. En el nuevo periodo, en línea con el tercer punto, es probable que veamos una mayor convergencia entre Turquía y el Occidente institucional geopolítico (pero no necesariamente su equivalente normativo).

Acotaciones finales

En primer lugar, Turquía y Occidente (particularmente eeuu) pueden tomar medidas para consolidar su convergencia geopolítica. En tal sentido, es notable que el gobierno de Joe Biden le haya dicho al Congreso que cumplir con la solicitud de Turquía de aviones f-16 y kits de modernización serviría a los intereses de seguridad nacional de eeuu y a la unidad de la otan en el largo plazo, a la luz de la guerra en Ucrania. Sin embargo, en la cuestión de los aviones f-16, Turquía se enfrenta a la oposición de un Congreso estadounidense hostil. Pero si la administración Biden usa su capital político y esta compra se concreta, podrían mejorar significativamente las relaciones entre Turquía y eeuu y se allanaría el camino para un mayor compromiso con el fin de hallar una fórmula para encarar la crisis desatada por el s-400: esta crisis probablemente no se resuelva pronto, pero se la puede gestionar mejor para que no contamine las relaciones turco-estadounidenses en general. Otro acontecimiento positivo es que eeuu y Turquía lanzaron un nuevo «Mecanismo Estratégico» para revisar temas bilaterales e impulsar los lazos14. En relación con Turquía y la ue, lanzar un diálogo de política exterior más estructurado entre Ankara y Bruselas, lo que incluye un potencial rol de Turquía en la Política Exterior y de Seguridad Común (pesc) de la ue, junto con una mayor claridad por parte de la ue sobre el papel de los miembros de la otan que no pertenecen a la ue, a saber, Turquía, Reino Unido y eeuu en la nueva arquitectura de seguridad europea, sería una ayuda y un sostén de este proceso de convergencia. De hecho, sin la presencia o la contribución de estos tres actores, no se puede establecer un orden de seguridad europeo serio, mientras sus roles siguen sin ser definidos en el debate europeo sobre este futuro orden.

En segundo lugar, dada la importancia del antioccidentalismo y el descontento con Occidente en el triángulo de las relaciones Turquía-Rusia-Occidente, es necesario distinguir entre el antioccidentalismo como sentimiento, como discurso y como respuesta política. El descontento con Occidente a menudo ha llevado a sentimientos y discursos similares en Ankara y Moscú, pero no necesariamente a respuestas políticas similares. Es poco probable que agrupar el descontento de ambos países bajo el mismo paraguas del antioccidentalismo, sin prestar debida atención a las diferencias en sus fuentes y manifestaciones, redunde en una mejor comprensión de los enfoques con los que ambos países encaran el sistema internacional actual. Además, el antioccidentalismo contemporáneo en Turquía es, en gran medida, de naturaleza antiestadounidense; asi, una posición contraria a la otan es un sustituto del sentimiento antiestadounidense. Pero si bien los sentimientos contra la otan y eeuu se escuchan de manera recurrente, las encuestas muestran apoyo al lugar que tiene Turquía en la otan y a sus aspiraciones crecientes de ser miembro de la ue15. Por lo tanto, los sentimientos y discursos antioccidentales no necesariamente terminan en respuestas políticas antioccidentales. Es más una cuestión de análisis de costo-beneficio.

Nota: una primera versión en inglés de este artículo fue publicada por la SWP en mayo de 2022, con el título «Deciphering Turkey’s Geopolitical Balancing and Anti-Westernism in Its Relations with Russia». La versión en español está levemente actualizada. Traducción: Carlos Díaz Rocca.

  • 1.

    Elena Teslova: «Russia Sees No Reason to End Talks with Ukraine, Says Foreign Minister» en AA, 11/4/2022.

  • 2.

    Hakan Kirimli: «Putin Durdurulmazsa, Durmaz» en Perspektif, 28/2/2022.

  • 3.

    Daria Isachenko: «Turkey and Russia: The Logic of Conflictual Cooperation», SWP Research Paper 2021/RP 07, 28/10/2021.

  • 4.

    «Why Turkey Is in a Unique Position to Mediate», entrevista a G. Dalay en CNN, 29/3/2022.

  • 5.

    Humeyra Pamuk y Doina Chiacu: «us, Russia Swap Prisoners Reed and Yaroshenko amid War Tensions» en Reuters, 28/4/2022.

  • 6.

    «Erdogan, Putin Discuss Swap of Russian, US Prisoners in Ankara - Turkish Presidency» en Reuters, 28/4/2022; «us, Russia Thank Turkey for Support in Prisoner Exchange» en Daily Sabah, 28/4/2022.

  • 7.

    Ceyda Caglayan y Can Sezer: «Russian Invasion of Ukraine Threatens to Hit Turkey’s Economy» en Reuters, 25/2/2022.

  • 8.

    «No Payment Problem for Russian Tourists in Turkey, Nebati Says – Demiroren News Agency» en Reuters, 26/4/2022.

  • 9.

    Humeyra Pamuk y Mike Stone: «Turkey Asks us to Buy 40 f-16 Jets to Upgrade Air Force - Sources» en Reuters, 7/10/2021; «Turkey, France, Italy to Revive Steps on SAMP/T Missiles: Erdoğan» en Daily Sabah, 25/4/2022.

  • 10.

    Presidencia de Rusia: «Session of Davos Agenda 2021 online forum», en.kremlin.ru/events/president/news/64938, 27/1/2021.

  • 11.

    G. Dalay: «Turkish-Russian Relations in Light of Recent Conflicts», SWP Research Paper 2021/RP 05, 4/8/2021.

  • 12.

    G. Dalay: «US-Turkey Relations Will Remain Crisis-Ridden for a Long Time to Come» en Brookings, 29/1/2021.

  • 13.

    G. Dalay: «Turkey’s Recurring Quest for Security, Status, and Geopolitical Identity» en GMF, 1/4/2022.

  • 14.

    «Turkey, US Launch Joint Strategic Mechanism to Expand Cooperation» en Daily Sabah, 4/4/2022.

  • 15.

    Özgür Ünlühisarcıklı, Kadri Tastan y Ceylan Akman Canbilek: «Turkish Perceptions of the European Union 2022» en GMF, 14/4/2022.

Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad 301, Septiembre - Octubre 2022, ISSN: 0251-3552


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